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Buena cosecha de calabazas

En esta semana, con las lluvias,  pocas tareas hemos podido hacer, pero si que hemos terminado de colocar las calabazas que recogimos al día siguiente de la primera helada , en la semana pasada, antes de que llegara las heladas más fuertes.

Este año ha sido un buen año para las calabazas. Quizá es que hayamos puesto un montón de plantas, pero  sin duda el ponerlas más temprano ha ayudado a que cuajen y   tener un volumen final más elevado de ellas.

Para recogerlas suelo utilizar unas tijeras de podar. El pedúnculo que une la calabaza a la planta suele estar maderoso y resulta recio al cortar. Pero me gusta dejar un trocito del mismo, que más adelante en ocasiones se le cae, a unas variedades, a otras no.

El recogerlas antes de las heladas fuertes resulta esencial para que no haya problemas en su conservación. Hay que llevarlas a un lugar que esté libre de heladas. Un año se me ocurrió dejar una tanda de ellas en el contenedor, tapadas con una manta. Cuando llegaron las heladas fuertes del invierno, se helaron y se pudrieron a los pocos días. Asqueroso a la hora de quitarlas.

Siempre que las calabazas estén en un lugar seco y ventilado pueden resistir el año sin problema. Todavía hay alguna calabaza del año pasado.  En nuestro caso suele ser la bodega de casa.

La variedad de calabazas ha sido amplia y así podéis ver, siguiendo  un poco el orden de la hilera: Butternut (pocas ese año), Calabazas largas verdes, del tipo de la calabaza vasca, pero más largas, otras de menor tamaño, calabaza Mallorquina, de tono ocre, calabaza del Bonete turco, Acorn, Baby Bear, Calabaza de Castilla, calabaza Pattyson o  Bonetera, Potimarron, calabaza gris valenciana, calabaza Moscada,  varias mezcladas y  al final una calabaza portuguesa, de desarrollo horizontal que espero probar.

Habrá que empezar pronto a elaborar con ellas para que podamos probarlas todas. ©

Calabazas 2020

En estas últimas semanas se ven las plantas de calabazas  crecer de día en día. Las plantas de la familia de las cucurbitáceas son casi todas ellas plantas que aman el calor. Capaces de resistir la ausencia de agua, pero necesitadas de unas temperatura elevada para conseguir su mejor desarrollo.

Casi todos los años coloco calabazas en el huerto, casi siempre por encima de mis necesidades de consumo. Aún así año tras año vuelvo a plantar calabazas. El motivo principal es que las calabazas crecen con muy poca atención que se les muestre, hay espacio disponible para ellas, y me gusta disponer de ellas.

Plantas de calabaza Butternut

Ya hablaremos en otra ocasión sobre qué hacer con las calabazas sobrantes que de forma muy resumida en unas ocasiones terminan de alimento complementario para las gallinas,  y en otras empleadas en algunos de los bioabonos que elaboramos para el huerto.

Pero lo importante es que las calabazas están en el huerto. Plantas sembradas en tarros durante el confinamiento y  posteriormente trasplantadas. El trasplante coincidió con uno de los momentos de nubes y bajada de las temperaturas y las plantas se ajustaron bien.

Las coloqué en la zona de arriba de la finca, cerca de los almendros. Es una zona a pleno sol hasta las tres de la tarde, pero posteriormente hay sombra proporcionada por estos árboles.

Solo calabazas de alguna  de las variedades que hay disponibles a la hora de sembrar. En concreto este año sembramos: Calabazas Butternut o Cacahuete,  Calabaza Acorn squash, calabaza Baby Bear,  Calabaza Potimarron, Calabaz a gris de valencia, Calabaza naranja de Castilla,  Calabaza alargada Vasca, Calabaza Mallorquina, Hay también una calabaza de Chaves y otro par de plantas que no tengo muy claro que son.©

Calabazas de la cosecha 2018

Este año dado que nuestro consumo de calabazas no es  muy elevado  y que en general tampoco  los animales las comen en exceso, decidí limitar el cultivo de calabazas, centrándonos en especial en las de menor tamaño, mucho más útiles para el consumo doméstico.

Pretendía  conseguir calabazas que no tuvieran demasiado tamaño y de variedades distintas.  Su cultivo además lo coloqué en una zona del huerto que tenía el terreno bastante pesado, para favorecer la aireación de este e ir  preparándolo para cultivos futuros.

De ese modo seleccioné diversos  tipos de calabazas y fui plantado unas tres semillas de cada variedad, no nacieron todas. Algunas calabazas grises de valencia, calabazas Butternut  de diversos tipos, calabazas  Acorn y Baby Bear, alguna calabaza vasca, más gruesas que las mallorquinas, calabazas potimarrón, calabazas naranjas americanas, así como también algunas calabazas «bonete turco».Las calabazas se sembraron tardías, pues normalmente ya en el mes de junio  hay tanto que hacer que son lo último que termino por poner en el huerto. Les costó arrancar pero al final han dado una cosecha de calabazas que sin duda es superior a lo que llegaremos a comer.

Las calabazas se desarrollaron sanas y se mantuvieron hasta tarde creciendo, pero la cosecha que veis aquí se recogió  a mediados del mes de octubre, cuando hubo amenaza de la llegada de alguna helada.

No tuvieron enfermedades significativas y polinizaron en general bien, dada la presencia de colmenas movilistas cerca.  A lo largo del verano recibieron diferentes tratamientos preventivos contra los hongos que pudieran atacar a las hojas, en especial de extractos fermentados de cebolla.

Ahora ya están almacenadas en un lugar  protegido de la helada y seco, algunas de ellas se conservaran hasta que llegue la siguiente cosecha.©

Una sola calabaza

Se extiende desde la valla

Se extiende desde la valla hasta aquí

Todo lo que aquí veis corresponde  a una única planta de calabaza Cabello de Ángel. Ocupa una parte importante de  la zona. Nació por su cuenta  hacia la mitad del terreno  de  siembra, junto a los pistachos nuevos y al lado de unas sandías plantadas.

Calabazas bien desarrolladas

Calabazas bien desarrolladas

En su momento hubo que elegir entre  si arrancarla o no, pues estaba invadiendo los demás cultivos,  pero como las calabazas Cabello de ángel habían nacido mal decidí dejarla, y  la fui orientando hacia las orillas, para que molestase lo menos posible.

Con hojas grandes y muy verdes, en un primer momento  las flores no cuajaron, y esto creo que fue la clave de su gran crecimiento, se dedicó a echar ramas,  sin frutos que limitasen su crecimiento (lo mismo les sucedió a otras calabazas). Posteriormente la planta fuerte y saludable produjo   flores que se polinizaron  y se han seguido  polinizando hasta hace poco, en un número abundante. Calabazas que dado su  gran tamaño no ha tenido dificultades en criar.

Y no están todas, solo las maduras

Y no están todas, solo las maduras

Las calabazas que hay son grandes, limpias y regulares. Está claro que esta variedad es autofértil, pues esta bien alejada del resto de calabazas, que por lo demás no han servido para nada desde que se inundaron.

Hojas quemadas por el hielo y el sol

Hojas quemadas por el hielo y el sol

Ahora hemos ido cortando todas aquellas calabazas que estabán ya  maduras (las que presentan  un dibujo  bien marcado  y un color blanquecino).  Poco tiempo le queda para madurar al resto dado que en esta semana ha habido una de las noches en que ha helado, marchitando las hojas  de la calabacera. ©

 

Calabazas decorativas 2013

Calabazas decorativas

Calabazas decorativas

Colgando de la enredadera

Colgando de la enredadera

Alegres y divertidas, este año también tuvimos calabazas decorativas en el huerto.  Como casi siempre fueron de las últimas en ser sembradas en la primavera.

En rayas amarillas

En rayas amarillas

Desde finales de abril y a lo largo del mes de mayo nos ponemos  a colocar semillas en tierra de forma progresiva. Dependiendo de las circunstancias climatológicas en ocasiones la siembra se retrasa, y con ello todo  se apresura y al final nos damos cuenta que aquello con menos trascendencia  se ha ido dejando y  está aún por sembrar. En mi caso eso suele suceder con  las calabazas decorativas.

Remate verde

Remate verde

Verde con rayas

Verde con rayas

Me gusta tener algunas, pero no necesito demasiadas. Por ello  sembrarlas tarde no suele dar  problema, pues aunque vayan con retraso son capaces de producir  suficientes frutos. Más en un otoño  tan suave como este pasado.

Sembrarlas tarde puede ser incluso conveniente. Las Calabazas decorativas siempre hay que colocarlas lejos de las comestibles pues hibridan fácilmente y  luego las comestibles se hacen amargas. Con el retraso en la siembra   se limita el tiempo en que coinciden en floración ambos tipos de  calabazas. Con ello disminuye el  tiempo en que están los pólenes disponibles para mezclarse  entre si.

Naranjas verrugosas

Naranjas verrugosas

Además de las sembradas es frecuente que algunas de  las  calabazas nazcan a su aire y por su cuenta,  de las semillas que terminan en el montón  del compost.

Mezclando colores

Mezclando colores

Reunimos una pequeña  y variada cosecha. Así tuvimos  pequeñas calabazas verrugosas naranjas, calabazas rayadas amarillas, con toques de  verde,  calabazas rayadas verdes, así como algunas  otras  de características mezcladas. ©

Otra americana en el huerto

Cucurbita maxima en crecimiento

Toda nuestra cosecha, incluyendo la que no ha madurado todavía

Este año ha habido otra americana en el huerto. Una americana que en esta época se puede encontrar por todas partes dentro de la tradicción cultural norteamericana, me estoy refiriendo a una de sus  calabazas, en concreto a  un tipo de las que se   consideran sus  «pumpkin»,  perteneciendo a  la Cucurbita maxima, es una calabaza de intenso color naranja y pequeños lóbulos lo que le da una apariencia  rayada, la calabaza empleada en todas sus historias de terror, o en su famosa tarta de calabaza.

Es una de las  calabazas cuyas semillas se  vinieron con nosotros tras nuestra visita a USA y ha estado desarrollándose en el huerto a lo largo del verano. Al principio  no estaba segura y hasta que no fueron coloreando el fruto, pensé que solo  había dos plantas, finalmente terminaron siendo tres, aunque una de ellas apenas se desarrolló y su fruto es la calabaza más pequeñita de todas ellas.

Flor

…y …

…frutos

Las calabazas han crecido de forma irregular. Una de ellas aunque aparentemente tenía todo a su favor apenas ha medrado, otra de ellas a poca distancia de la anterior es la que ha generado el mayor volumen de calabazas, todas las que veis en la foto de la cosecha salvo la más alta y la más  pequeña, la otra desarrollo mucho volumen de masa vegetal, y flores, pero solo una de ellas cuajó. Estaba colocada ella sola lejos de todas las demás, quizá eso le afectó en la polinización.

Calabaza naranja ligeramente más alta

Esta cuestión del número de calabazas es un tema al que no  he dejado de dar vueltas,   pues se dice que hace falta un mínimo de  plantas en el tema de realizar una correcta polinización, por lo que me pregunto  si habrá habido  cruce de pólenes con las que ya había en el huerto,  aparentemente no, teniendo en cuenta que en la apariencia de las que han salido no se aprecian cambios, pero ya veremos en años sucesivos.

Intenso naranja después del verde

Las calabazas han estado bastante sanas salvo en la última etapa de su crecimiento que también han tenido oídio como otras cucurbitáceas del huerto. Se las mantuvo en la planta hasta que la amenaza de heladas hizo inevitable el retirarlas, de modo que una de ellas la más grande estaba verde al hacerlo, y es ahora cuando poco a poco comienza a colorearse de naranja.

Ahora que tenemos este clásico de la tradicion norteamericana, tendremos que intentar hacer los honores de una auténtica tarta de calabaza y buscar una buena receta para ello. ©

Una calabaza especial

Cosecha de calabazas

Esta calabaza llegó al huerto de la mano de un   injerto. Corresponde a la planta base de uno de los injertos de sandías que hemos tenido este año en el huerto y os voy a explicar cómo nos hemos hecho con ella.

Injerto de calabaza y sandía

Al plantar los dos  injertos de sandías que había comprado me fijé  por casualidad en que el que correspondía a una de ellas  tenía todavía en funcionamiento activo tanto el tallo de la sandía como el de la calabaza, en el otro el de la calabaza había sido eliminado para que toda la fuerza de las raíces de la calabaza fuese para el desarrollo de ramas de la sandía.

En esa ocasión antes de seguir el impulso lógico de eliminarlo me fijé que el nudo de una de las hojas tenía una especie de raícilla y pensé quizá si la dejo unos días  y cuando crezca un poco,  la pongo en tierra, me pueda prender.

Pero para qué podría servir esa calabaza os preguntaréis. Nada más sencillo que para enredar un rato e intentar  usar el mismo tipo de calabaza que usan en los viveros para realizar los injertos de la cucurbitáceas.

Planta y flor

Dicho y hecho, aunque llevó unos días, pero cuando trasplanté el trozo de calabaza no hubo ningún problema con ella a  la hora de prender, por lo que creo que se pueden hacer perfectamente esquejes de calabazas , si uno anda un año escaso con ellas y de las ramas secundarias, entoñarlas un poco y sacar los acoros que se quiera.

La coloqué bien separada del resto para que hubiera la menor interferencia posible entre sus pólenes, lo que a veces es difícil de evitar, pero ha desarrollado una planta con una longitud de sus ramas  que es superior a los 5 metros, de flor grande y un fruto no muy grande, de color verde intenso, casi negro, cáscara dura  y forma gallonada  (el que veis en la foto).

Calabaza escondida entre los tomates

Ahora ya recogida la calabaza dejaremos las semillas en el interior de la misma hasta que queramos usarlas. Las semillas se siguen formando. Cuando llegue el momento pondremos juntas semillas de sandías y de calabazas y veremos si conseguimos algún tipo de injerto.

Almacenada a la espera

Ya puestos pretendo también experimentar con los melones, pues lo que me quedó claro este año es que las sandías injertadas son más resistentes  que la otras, se han mantenido dando frutos hasta las heladas. Además intentaré realizar los injertos no solo con las de cáscara verde sino  con algunas de las sandías rayadas de esta zona.

Pero para que todo ello vaya adelante espero que, cuando vaya a buscar las semillas en la calabaza, haya pipas suficientes.©

Calabazas cabello de angel madurando

Cucurbita moschata  a punto de recolectar

En crecimiento

Poco más que regar hemos hecho a lo largo del verano con las calabazas. Ahora ya se acerca la temporada de recolección de las mismas. Este año nuestra cosecha es un tanto desigual. Por un lado he reducido el número de tipos que hay en el huerto, no porque así lo haya deseado, sino porque algunas de ellas no nacieron, por lo que vamos a echar en falta a algunas.

Comienza a cambiar de color

La calabaza de cabello de ángel no es una planta tan exuberantes  e invasiva como otras calabazas, pero si tiene también un buen crecimiento. Con hojas ligeramente diferentes en sus formas que el resto de las calabazas, más redondeadas  y cierto parecido a las hojas de las parras, aparecen también en ocasiones  decoradas  con un moteado,  una degradación tonal sobre el envés de las mismas siguiendo la línea de las nervaduras. Se podría considerar a estar calabazas  como una versión más amable que el resto de ellas.

En el huerto no es necesario un volumen considerable de estas calabazas, con unas pocas  plantas nos haremos con calabazas suficiente para confitar.  Es una calabaza que mientras está su fruto creciendo presenta una tonalidad más intensa, de un brillante color verde, pero como con un diseño de aguas en un tono más claro. Conforme las calabazas van madurando por un lado dejan de crecer y por otro las vetas jaspeadas claras  se intensifican, mientras que los tonos de verde se apagan.

Planta y hojas

Hay que esperar a que las calabazas lleguen a esta situación para pensar en cortarlas. También podemos fijarnos que el pedúnculo que la enlaza a la planta   suele  ponerse más seco y sarmentoso, con menos humedad. De todas formas las calabazas suelen dejarse en la planta hasta que haya peligro de alguna helada, que siempre es conveniente no lleguen a padecer pues podría afectar a su conservación. Por ello ante el  aviso de descenso de la temperaturas  con riesgo de heladas recogemos todas las calabazas  que estén maduras, dejando solo aquellas que todavía estén en fase de crecimiento.©

Las calabazas de 2011 y su conservación

Recién recogidas

Calabazas variadas

El año pasado no fue un buen año para nuestras calabazas. Inicialmente se criaron bien y crecieron pero luego con la llegada del calor dejaron de prosperar. Algunas de ellas enroscaron el borde de sus hojas que se amarronó y en otras apareció algo de araña roja. Pienso que quizá en algunas los ratones llegaron a hacer galería por debajo.

Pese a todo ha habido más calabazas de las que vamos a consumir, aunque no todas ellas llegaron a crecer todo lo posible.

Calabazas confiteras junto a otras de cáscara dura

Pero una vez producidas lo importante de la calabaza es conservarla pues es un fruto que si se cuida bien puede resistir sin problemas el año o  a veces incluso más, todavía queda alguna de las calabazas rosadas y grandes del año pasado, Eran demasiado grandes y están en el garaje ocupando sitio, seguro que por dentro están mermadas, pero  no se han podrido aún.

Calabazas en gris

Calabaza larga mallorquina

Para que la calabaza resista bien debe estar bien criada cuando la cortemos, y madura. Al cortarla es necesario respetar parte del pedúnculo al meno, cuando no entero. Debemos procurar que cuando recojamos las calabazas estas no hayan sido sometidas a heladas intensas, pues entonces en modo alguno nos duraran mucho tiempo.

Calabaza Butternut

Pero no todas las calabazas duran el mismo tiempo, una buena parte del secreto de su conservación está en relación con el tipo de calabaza que es. Tenemos calabazas de cáscara fina y de cáscara gruesa, su resistencia es diferente también.

Calabaza Totanera de asar

Pero sabre todo la clave fundamental del almacenamiento de la calabaza es que esta se almacene en un lugar seco y bien aireado donde no puedan afectarla la acción de los hongos y podredumbres que son los que pueden acabar con ella, pues las calabazas poseen algo que estos microorganismos desean: nutrientes y humedad interna para alimentarles.

Calabaza roja

Por ello un pajar, un desván, un garaje pueden ser un buen lugar siempre que esté bien aireado. No está demás un mínimo de higiene en su recolección, no emplear al cortarlas herramientas que puedan trasmitirles podredumbres, dejarlas secar antes de almacenarlas si estuviesen húmedas o con tierra. ©

Cabello de Ángel