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Buena cosecha de calabazas

En esta semana, con las lluvias,  pocas tareas hemos podido hacer, pero si que hemos terminado de colocar las calabazas que recogimos al día siguiente de la primera helada , en la semana pasada, antes de que llegara las heladas más fuertes.

Este año ha sido un buen año para las calabazas. Quizá es que hayamos puesto un montón de plantas, pero  sin duda el ponerlas más temprano ha ayudado a que cuajen y   tener un volumen final más elevado de ellas.

Para recogerlas suelo utilizar unas tijeras de podar. El pedúnculo que une la calabaza a la planta suele estar maderoso y resulta recio al cortar. Pero me gusta dejar un trocito del mismo, que más adelante en ocasiones se le cae, a unas variedades, a otras no.

El recogerlas antes de las heladas fuertes resulta esencial para que no haya problemas en su conservación. Hay que llevarlas a un lugar que esté libre de heladas. Un año se me ocurrió dejar una tanda de ellas en el contenedor, tapadas con una manta. Cuando llegaron las heladas fuertes del invierno, se helaron y se pudrieron a los pocos días. Asqueroso a la hora de quitarlas.

Siempre que las calabazas estén en un lugar seco y ventilado pueden resistir el año sin problema. Todavía hay alguna calabaza del año pasado.  En nuestro caso suele ser la bodega de casa.

La variedad de calabazas ha sido amplia y así podéis ver, siguiendo  un poco el orden de la hilera: Butternut (pocas ese año), Calabazas largas verdes, del tipo de la calabaza vasca, pero más largas, otras de menor tamaño, calabaza Mallorquina, de tono ocre, calabaza del Bonete turco, Acorn, Baby Bear, Calabaza de Castilla, calabaza Pattyson o  Bonetera, Potimarron, calabaza gris valenciana, calabaza Moscada,  varias mezcladas y  al final una calabaza portuguesa, de desarrollo horizontal que espero probar.

Habrá que empezar pronto a elaborar con ellas para que podamos probarlas todas. ©

Calabazas trepadoras

Las calabazas son plantas trepadoras poderosas. Esta primavera, cuando por su cuenta nació una calabaza en un hueco entre los tomates, decidí dejarla allí.  Estaba entre plantas mucho más altas y no esperaba mucho de ella, pero nos ha sorprendido a todos.

Lo primero de todo fue guiarla hacia arriba en todos sus tallos, de modo que terminó coronando el cumbre de la barraca, guiada entre los palos que convergen en ella, avanzando en sendas direcciones. La semilla caída al albur en tierra creció y creció  y la planta  pronto sacó flores.

No fue hasta que estas cuajaron que vimos que la calabaza pertenecía al grupo de las calabazas vascas, que quedaron colgando  y por ello su desarrollo fue vertical. El mantenimiento de riego en los tomates ayudó al crecimiento de la calabaza y al desarrollo de sus frutos.

La calabaza ha coronado el alto de la barraca todo el verano. Esto ha supuesto por un lado mayor nivel de sombra para los tomates que estaban debajo y más frescor. Por ello es lógico que estos tomates hayan mantenido un mayor nivel de humedad a lo largo del verano y hayan ido un poco más retrasados que el resto.  Por contra han conservado mejor la hoja, manteniendo plantas muy sanas, que han sufrido menos los rigores del sol.

En estos días de veranillo  las temperaturas suaves y cálidas están ayudando a completar la maduración de los frutos. Estos los mantendremos en la planta hasta que haya anuncio de que el tiempo va a cambiar y la llegada de riesgo de heladas. Esto nunca es bueno para una conservación del fruto.©

Calabazas 2020

En estas últimas semanas se ven las plantas de calabazas  crecer de día en día. Las plantas de la familia de las cucurbitáceas son casi todas ellas plantas que aman el calor. Capaces de resistir la ausencia de agua, pero necesitadas de unas temperatura elevada para conseguir su mejor desarrollo.

Casi todos los años coloco calabazas en el huerto, casi siempre por encima de mis necesidades de consumo. Aún así año tras año vuelvo a plantar calabazas. El motivo principal es que las calabazas crecen con muy poca atención que se les muestre, hay espacio disponible para ellas, y me gusta disponer de ellas.

Plantas de calabaza Butternut

Ya hablaremos en otra ocasión sobre qué hacer con las calabazas sobrantes que de forma muy resumida en unas ocasiones terminan de alimento complementario para las gallinas,  y en otras empleadas en algunos de los bioabonos que elaboramos para el huerto.

Pero lo importante es que las calabazas están en el huerto. Plantas sembradas en tarros durante el confinamiento y  posteriormente trasplantadas. El trasplante coincidió con uno de los momentos de nubes y bajada de las temperaturas y las plantas se ajustaron bien.

Las coloqué en la zona de arriba de la finca, cerca de los almendros. Es una zona a pleno sol hasta las tres de la tarde, pero posteriormente hay sombra proporcionada por estos árboles.

Solo calabazas de alguna  de las variedades que hay disponibles a la hora de sembrar. En concreto este año sembramos: Calabazas Butternut o Cacahuete,  Calabaza Acorn squash, calabaza Baby Bear,  Calabaza Potimarron, Calabaz a gris de valencia, Calabaza naranja de Castilla,  Calabaza alargada Vasca, Calabaza Mallorquina, Hay también una calabaza de Chaves y otro par de plantas que no tengo muy claro que son.©

Calabazas de la cosecha 2018

Este año dado que nuestro consumo de calabazas no es  muy elevado  y que en general tampoco  los animales las comen en exceso, decidí limitar el cultivo de calabazas, centrándonos en especial en las de menor tamaño, mucho más útiles para el consumo doméstico.

Pretendía  conseguir calabazas que no tuvieran demasiado tamaño y de variedades distintas.  Su cultivo además lo coloqué en una zona del huerto que tenía el terreno bastante pesado, para favorecer la aireación de este e ir  preparándolo para cultivos futuros.

De ese modo seleccioné diversos  tipos de calabazas y fui plantado unas tres semillas de cada variedad, no nacieron todas. Algunas calabazas grises de valencia, calabazas Butternut  de diversos tipos, calabazas  Acorn y Baby Bear, alguna calabaza vasca, más gruesas que las mallorquinas, calabazas potimarrón, calabazas naranjas americanas, así como también algunas calabazas «bonete turco».Las calabazas se sembraron tardías, pues normalmente ya en el mes de junio  hay tanto que hacer que son lo último que termino por poner en el huerto. Les costó arrancar pero al final han dado una cosecha de calabazas que sin duda es superior a lo que llegaremos a comer.

Las calabazas se desarrollaron sanas y se mantuvieron hasta tarde creciendo, pero la cosecha que veis aquí se recogió  a mediados del mes de octubre, cuando hubo amenaza de la llegada de alguna helada.

No tuvieron enfermedades significativas y polinizaron en general bien, dada la presencia de colmenas movilistas cerca.  A lo largo del verano recibieron diferentes tratamientos preventivos contra los hongos que pudieran atacar a las hojas, en especial de extractos fermentados de cebolla.

Ahora ya están almacenadas en un lugar  protegido de la helada y seco, algunas de ellas se conservaran hasta que llegue la siguiente cosecha.©