Archivo de la categoría: Cultivo de legumbres

Guisantes de primavera

La primavera es uno de los mejores momentos para consumir guisantes en el huerto. Estos son una leguminosa que no requiere de mucho cuidado, pero si que hay dos aspectos básicos que hay que atender.

El primero el ofrecer a los guisantes un mínimo de humedad, necesario para que la planta establezca un ritmo que le permita crecer, desarrollar flores y posteriormente cuajar esta en vainas tiernas. Cuando estas vainas engordan, pero manteniéndose tiernos, es el momento de recoger los frutos.

El segundo es el cuidar que las plantas no queden ahogadas por las hierbas, eliminando estas de alrededor de las plantas jóvenes, pues más tarde con ellas ya adultas no se debe, pues se corre el riesgo de dañar las raíces o arrancarlos al quitar estas.

En un año como el actual hemos disfrutado de bastantes guisantes. Una parte de ellos los sembramos en el otoño, en dos zonas diferentes, manteniendo cierta atención sobre ellos a lo largo del invierno y primavera. En ese periodo se les quitaron las hierbas y pese a que no hubo demasiado lluvia no fue necesario regar, salvo algo al inicio de la primavera. Se inicio su consumo ya a finales de abril, aunque la partida más importante ha sido en mayo. Las lluvias ayudaron a mantenerlos tiernos durante más tiempo.

Otra parte se sembraron al final del invierno, son los que se comieron los conejos, rebrotaron y crecieron. Los estamos consumiendo ahora. Hubo que regar para que nacieran, luego al inicio de la campaña de riego también se les dio agua. Posteriormente no ha sido necesario. El cielo y sus lluvias abundantes se han encargado de ellos. Con estos solo se pudo controlar las hierbas al principio, mas tarde se descontrolaron un poco, pero al estar tiernas en vez de arrancar se han ido cortando.

Ha sido un año con poco problemas de hongos, hasta ahora. Previsiblemente los problemas aumentarán por la humedad y el calor. Estos problemas sobre todo afectarán a la partida siguiente, sembrada en mayo y ya en crecimiento. Los consumiremos ya en el verano, si no hay problemas.©

Lupinos albus en el huerto de final del invierno

Uno de los cultivos que habitualmente se inicia en la sementera es el de los entremozos. En nuestro huerto los entremozos siempre tienen dificultades para crecer, posiblemente porque la tierra es muy pesada. Uno de los momentos en que peor lo pasan es durante el invierno, por eso este año decidimos probar otros modos de cultivarlos.

Los entremozos necesitan cierto nivel de desarrollo cuando llega la primavera, pero dado que sufren y en ocasiones se hielan en el invierno, decidimos hacer un semillero en el invernadero y posteriormente ver si podíamos hacerlos crecer fuera.

El semillero funcionó muy bien. Empleamos para hacerlo los tubos de papel del servicio. Tres semillas en cada tubo. El trasplante consistiría en meramente mover juntos el tubo con la tierra al lugar donde vamos a colocarlos definitivamente.

En este caso los he colocado en dos zonas diferentes. Arriba y abajo, para ver en cual de ellas podrían funcionar mejor. La zona de arriba es bastante más suelta que la zona de abajo, por lo que espero que sea mejor para ellos.

Al abrir el suco fuimos haciendo un hueco donde vertimos agua, para que las raíces de ellos quedaran humedecidas en su zona inferior, la que podría ser más sensible. Luego los colocamos y tras poner algo de humus, cerramos la tierra procurando tapar el cartón para que bacterias y hongos fueran trabajando sobre el mismo.

Este año también tenemos media docena de plantas nacidas por su cuenta y posteriormente trasplantadas en el otoño, a las que protegimos con algunas cañas de maíz, estas están muy bien, pero este año el invierno no ha sido nada duro. Son plantas que tienen mucho más desarrollo que las que hemos trasplantado ahora. Ya veremos que tal funcionan todas ellas.©

Experimentos con las habas

Este año decidimos experimentar cómo funcionaban las habas sembradas en siembra directa, sobre los rastrojos dejados por el trigo. El trigo lo habíamos segado alto. Queríamos sembrar sin retirar los restos de los tallos del trigo. El objetivo que pretendíamos era que la paja sirviera de protección para las habas a lo largo del invierno.

El experimento lo realizamos en dos de las hileras dejadas con el rastrojo. Las habas las colocamos por el interior del surco, de modo que desde el exterior apenas se veía nada, de ese modo se creaba como un espacio interior donde las plantas podrían crecer protegidas. La idea hasta ahí funcionó bien y han tenido un buen crecimiento.

El problema surgió con los topillos que durante el verano habían comido las semillas del trigo que ellos se encargaban de tirar y luego recoger. Topillos que ahora empleaban los mismos túneles para llegar hasta las habas recién sembradas y comérselas.

Una vez visto el problema, ya mediado, el invierno decidimos que no era cuestión de seguir alimentando topillos, que era mejor colocar unas cuantas habas en tarritos. Sembradas dentro del invernadero las habas han tenido un crecimiento más rápido y están casi tan desarrolladas como las del exterior.

Ahora, aprovechando estos días nublados, pero no muy fríos, hemos quitado los rastrojos y hemos colocado las habas de los tarritos en los huecos que quedan en las hileras. Ahora queda por ver si las plantas trasplantadas funcionan lo mismo que las sembradas. Si funcionase podría ser un buen sistema para evitar en años próximos lo crudo del invierno y los daños generados por los topillos.

Además la paja de los rastrojos la vamos a emplear para crear un acolchado junto a las plantas y mantener así los niveles de humedad, importante en un año de lluvia escasa como va siendo este.©

Experimentando la milpa

Al inicio de la temporada estuvimos leyendo sobre la combinación de cultivos en la zona de México siguiendo la tradición prehispánica, donde se colocaban juntos tres de los productos que más tarde nos llegaron de América: Maíz, calabazas y leguminosas, en concreto diferentes tipos de judías.

El cultivo combinado nos resultó interesante y decidimos probar a ver cómo resultaba en esta tierra. Para ello colocamos por debajo de las espalderas de los frutales tres sucos donde fuimos colocando diferentes tipos de maíz: Blanco de Arkansas, amarillo de la zona y bronce, junto con diversos tipos de calabaza de comer. También judías de enrame, tanto fréjol rojo, como diversas variedades de verde y chauchas.

Las plantas de maíz se fueron colocando como a 50 cm unas de otras con unas 3 semillas en cada punto de siembra. Las calabazas se intercalaron al tresbolillo separadas como 2 metros cada punto de siembra entre si, con 2-3 semillas en cada uno de ellos. Por su parte las legumbres rellenaron el espacio que quedaba libre entre los maíces.

Primero se sembró el maíz, al cabo de unos días las calabazas y en la quincena siguiente las judías. Tanto el maíz como las calabazas respondieron bien. Con buenos resultados en su crecimiento. No fue así el caso de las judías. Quizá nos retrasamos en la siembra y fueron tarde, sofocadas por la sombra del maíz. No sabemos el motivo. Nacieron mal, y luego no crecieron con el vigor y la pujanza suficiente. Recuperaremos las semillas, pero poco más.

Aquí os muestro la cosecha de calabazas. Ha sido abundante. En el caso del maíz todavía faltan unos días para pensar en recogerlo. Creció vigoroso y tiene buenas mazorcas, pero ha sido bastante atacado por los cuervos.

Como todo experimento habrá que repetirlo para contrastar sus resultados, que por este año son claramente beneficiosos para maíz y calabazas, mucho menos para las judías. Por ello nuestra intención es volver a sembrar siguiendo este método el próximo año, pero todo al mismo tiempo. ©

Soja y patatas tardías, en esta temporada

Naciendo entre los rastrojos

Como ya os había comentado tras recoger el trigo hemos colocado en los rastrojos, en siembra directa, unos cultivos para recolectar como tardíos, pero dentro de la temporada en curso. Son por un lado las patatas tardías y por otro la soja.

Con las patatas tardías ya tenemos experiencia de años anteriores. Suelen funcionar bien. Solemos dejar una de las mejores patatas que tenemos en casa, de la que no conozco la variedad, pero tienen una muy buena resistencia a enfermedades, con bastante resistencia al entallecimiento, buenas en sabor y bien productivas. Patatas que solemos estar comiendo hasta el mes de junio-julio, dependiendo de como venga el año.

Estas patatas, con buenos tallos y ya algo arrugadas, fueron las que sembramos hace una semana, tras quitar el trigo. Hoy las tenemos ya apareciendo en superficie. La clave está en las temperaturas del mes de julio, junto con el hecho de llenar el suco donde se colocan las patatas de agua, antes de cerrar la tierra. La unión de calor y humedad sacan rápido y con fuerza estas patatas.

Así tenemos tres sucos de patata de piel ligeramente roja, sembrados con humus de lombriz y algo de calcio. Este año no les hemos aportado ceniza, pero quizá haya que hacerlo por encima uno de estos días.

Con la soja tardía no tenemos experiencia. Si que es cierto que a veces ha ido sembrada tarde, pero nunca tan tarde como tras recoger el cereal. Pero la única manera de ver si hay posibilidad de realizar su cultivo tardío es ponerse a ello. Son dos sucos de punta a punta y lo mismo que las patatas, ya está afuera y creciendo.

La soja sembrada al final de la primavera ya está en flor, y esta, está germinando. Si el verano se alarga como en años anteriores, posiblemente no haya problema para secarla y recogerla, sino cave la posibilidad de recogerla como edamame, en verde. Ya iré contando como evoluciona y la podréis ir viendo. ©

Cultivo de Almortas

Lathyrus sativus en flor

Después de llevar unos cuantos años sin sembrar en el huerto el Lathyrus sativus, y con la intención de que no se me perdiese la semilla, este año volví a sembrarlas. Poco tiempo después en un recorrido por Internet me enteré de que ya se puede consumir legalmente la harina de Almorta, después de una prohibición que ha durado desde 1944 hasta 2018 (os dejo el enlace por si os puede servir de interés).

Coloqué una hilera de Almortas en la zona de arriba del huerto, junto a las cebollas de invierno. Ha sido una asociación que ha funcionado bien, sobre todo a partir del momento de la subida de las temperaturas, aunque llevan juntas muchos meses, desde finales de otoño, posteriormente todo el invierno y lo que va de primavera.

Es un cultivo que apenas requiere atención, y resultan muy productivas, además de que como leguminosas enriquecen el terreno, este es un uso que pienso mantener para ellas, el de abono verde, dada la masa vegetal que pueden llegar a crear.

Se acerca el momento en que comienzan a engrosar las semillas tiernas. En el pasado recuerdo haberlas consumido recién recogidas del huerto, en la percepción de mi memoria, mucho más sabrosas que los guisantes tiernos. Si leemos el informe del Comité Científico no sería la forma más adecuada de consumirlas dado que cocinarlas es una de las fórmulas para reducir su toxicidad.

Cuando llegue la cosecha, como su consumo ocasional no resulta problemático, si que me gustaría llegar a probarlas como gachas, lo que espero poder hacer utilizando el molino que hemos comprado para producir harina.

Así mismo me gustaría localizar variedades de lathyrus de las desarrolladas en la India, con menos cantidad de contenido de beta-ODAP, la substancia tóxica que desencadena el latirismo, porque encuentro que podría ser una legumbre interesante si se pudiesen reducir (como dicen haber hecho), e incluso eliminar los elementos tóxicos desencadenantes de la enfermedad.

De momento las plantas siguen creciendo y engordando sus vainas, ajenas a toda polémica.©

El yin y el yang de los garbanzos

Así deberían estar todos

En esta vida hortelana frecuentemente todo está interconectado y en ocasiones es complementario. Este es el caso de mis garbanzos. Es lo que yo llamo el yin y el yang del huerto, donde la compensación de opuestos se convierte en habitual.

Garbanzos de Fuentesauco

Mis garbanzos, esos que resembré en marzo y que deberían ya estar muy crecidos. De hecho aquellos que han nacido están muy bonitos. Pero ahí está la clave, aquellos que han nacido, otros no han llegado a ello.

Garbanzos Pedrosillanos

El tener búhos en el huerto ha sido consecuencia de que ha habido abundancia de alimento. La abundancia de alimento para estas rapaces supone la presencia en el huerto de abundantes ratones y topillos. Que antes de servir de alimento, se han estado, de hecho, alimentando en el huerto. Y entre otras cosas se estuvieron alimentando de mis garbanzos. Era visible su acción, encontrabas el hueco donde había estado (excavaban hasta encontrarlos) y en ocasiones el tallo germinado del garbanzo, pero no ya este.

Con los garbanzos no han hecho discriminación. Lo mismo ha dado que sean Pedrosillanos, sembrados entre los restos del maíz, como los de Fuentesauco, sembrados tras arar la tierra, o de los Café.

Ahora la situación con los topillos ya va más controlada. La abundancia atrajo a muchos comensales, los búhos y la garza han sido visibles, pero sin duda ha habido otros depredadores. Por otro lado colocamos trampas para ratones de forma regular. Todo junto se ha notado. Por eso hemos vuelto a resembrar los garbanzos del huerto.

Resembrando

Como la tierra tiene tempero suficiente, hemos aprovechado y al tiempo que hemos ido cavando las hierbas hemos colocado garbanzos en aquellas zonas donde aparecían huecos. Esperemos que esta sea ya la vez definitiva, nazcan bien y que no haya que volver a hacerlo, pues ya sería tarde. ©

Habas en flor en el mes de abril

Aquí tenéis las habas de este año. Normalmente las habas (Vicia faba) se ponen en flor un poco más tarde de lo que lo han hecho este año. De ese modo inicios de mayo solía coincidir con su floración. Este año el invierno suave y las temperaturas elevadas de lo que llevamos de la primavera nos están dejando ver las habas en flor.

Colocadas en la sementera junto a los ajos, entre estos y los guisantes, han ido superando el invierno y aprovechando las circunstancias se han puesto a florecer. No han crecido hasta ahora demasiado. Las lluvias de la semana pasada y las de esta serán bienvenidas para ellas. La razón está en que las habas necesitaban más humedad para crecer, que ahora podrán tener.

Para favorecer el retener un poco la humedad en la tierra, parte de la hierba que hemos ido segando se ha ido colocando junto a las plantas, en el suelo. De este modo colocando este acolchado esperamos puedan sobrellevar la ausencia de riego y conservar la humedad de la lluvia.

En este periodo del año los productos del huerto están en cierto declive, en todo lo que se refiere a su recolección. Es época de siembras, más que de cosecha. Progresivamente se van agotando los cultivos del invierno: zanahorias, remolachas, repollos, rábanos y nabos, puerros, …. la mayor parte de ellos o por que se han ido consumiendo o porque se comienzan a preparar para florecer.

En este contexto surgen las flores de las habas que se presentan como una promesa de primicias. En poco tiempo, si se mantienen las temperaturas, podremos recogerlas. Las podremos consumir, sea como vainas tiernas o sea como habitas.

Las habas son un cultivo bienvenido en esta época. Ellas con su aporte de proteínas y sus numerosos nutrientes minerales suponen una remineralización del organismo que ayuda a superar la astenia primaveral y fortalecer el mismo. Ya queda menos. ©

Garbanzos en marzo

La siembra del garbanzo es bastante habitual realizarla en marzo. Es un momento en que la tierra tiene suficiente humedad, lo que unido a la subida de las temperaturas,  hace más  fácil la germinación para el garbanzo.

En nuestro caso lo habitual es que una parte de la cosecha la sembremos también en la sementera. Esos suelen ser garbanzos que se adelantan a las plagas, por lo que sufren menos daños de ellas y  que en general son más productivos. Pero este año  no ha sido así, no ha funcionado nada bien.

Los colocamos en el rastrojo del trigo, en siembra con mínimo laboreo. Pero, bien sea por la humedad del invierno   o por  la abundancia de topillos en la sementera, la cosas es que de las tres hileras pocos se salvaron.

Por eso este año hemos realizado en marzo una doble función muy diferente. Por un lado proceder a sembrar garbanzos: Tanto Pedrosillanos, como garbanzos de Fuentesauco, como garbanzos Café.  Garbanzos que colocados en tres zonas diferentes y delos  que esperemos nos aseguren la cosecha del año.

Por otro realizamos el trasplante de garbanzos. Ya en alguna otra ocasión lo habíamos hecho y funciona bien. Así de tres hiladas sembradas, sacamos una de trasplantados. Fallaron 2/3 de los sembrados en el otoño.

Estos garbanzos van mucho más adelantados que los otros y ahora ya se ven bien asentados. No han sufrido apenas. Para ello lo que hay que hacer es sacarlos con un terrón de tierra. De ese modo apenas sufren las raíces. Ya os mostraremos la cosecha. ©

Experimentos con las leguminosas

A lo largo de todo el año sembramos leguminosas en el huerto. Mientras que las temperaturas están al alza no hay problemas con ellas. Cuando estas descienden puede verse frenado su desarrollo, e incluso terminar su cosecha si hay hielo y están muy tiernas.

Las leguminosas siempre le vienen bien al  huerto, por ello experimentar con ellas para comprobar en qué franja de posibilidades nos movemos, siempre es un factor de beneficio. Si las cosas van bien se puede además conseguir una nueva cosecha, si van mal, más masa verde que enriquecerá la tierra.

Con este planteamiento en el mes de agosto pusimos  al mismo tiempo una tanda de guisantes y tirabeques en el huerto, sobre los rastrojos dejados por el centeno. Es otro ejemplo del uso de la siembra directa con laboreo mínimo en un  terreno  dejado libre tras la siega.

Los guisantes nacieron mal, o eso pensamos al principio, después pillamos una buena tanda de topillos en esa zona. Los que nacieron se desarrollaron y florecieron antes que los tirabeques y su cosecha tuvo lugar antes de la helada que se dio en octubre, tras ella todas las vainas que quedaron tenían el fruto dañado en su interior.

Los tirabeques por contra nacieron todos,  y estaban todavía  en crecimiento y con alguna flor en los momentos de la helada. Se vieron menos dañados. Después de ello, aprovechando como se  ha desarrollado el  otoño, con temperaturas suaves y lluvia, crecieron y florecieron bien. Se les regó mientras se regaron las patatas que estaban a su lado. Después han estado a su aire. Ahora, salvo una tanda de vainas que hemos recogido,  el resto va  en plena floración.

Está claro que ya es tarde para los tirabeques. Se han dado hasta ahora por las condiciones excepcionales del otoño, pero se han dado.  Como aprendizaje está el que hay que sembrarlos antes, inmediatamente después de recoger la cosecha de cereal.  De ese modo se le pueden sacar bien dos cosechas  al terreno. Creo que es algo que hay que hacer de forma sistemática en cuanto quede un hueco en el huerto.©