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Cultivo de Almortas

Lathyrus sativus en flor

Después de llevar unos cuantos años sin sembrar en el huerto el Lathyrus sativus, y con la intención de que no se me perdiese la semilla, este año volví a sembrarlas. Poco tiempo después en un recorrido por Internet me enteré de que ya se puede consumir legalmente la harina de Almorta, después de una prohibición que ha durado desde 1944 hasta 2018 (os dejo el enlace por si os puede servir de interés).

Coloqué una hilera de Almortas en la zona de arriba del huerto, junto a las cebollas de invierno. Ha sido una asociación que ha funcionado bien, sobre todo a partir del momento de la subida de las temperaturas, aunque llevan juntas muchos meses, desde finales de otoño, posteriormente todo el invierno y lo que va de primavera.

Es un cultivo que apenas requiere atención, y resultan muy productivas, además de que como leguminosas enriquecen el terreno, este es un uso que pienso mantener para ellas, el de abono verde, dada la masa vegetal que pueden llegar a crear.

Se acerca el momento en que comienzan a engrosar las semillas tiernas. En el pasado recuerdo haberlas consumido recién recogidas del huerto, en la percepción de mi memoria, mucho más sabrosas que los guisantes tiernos. Si leemos el informe del Comité Científico no sería la forma más adecuada de consumirlas dado que cocinarlas es una de las fórmulas para reducir su toxicidad.

Cuando llegue la cosecha, como su consumo ocasional no resulta problemático, si que me gustaría llegar a probarlas como gachas, lo que espero poder hacer utilizando el molino que hemos comprado para producir harina.

Así mismo me gustaría localizar variedades de lathyrus de las desarrolladas en la India, con menos cantidad de contenido de beta-ODAP, la substancia tóxica que desencadena el latirismo, porque encuentro que podría ser una legumbre interesante si se pudiesen reducir (como dicen haber hecho), e incluso eliminar los elementos tóxicos desencadenantes de la enfermedad.

De momento las plantas siguen creciendo y engordando sus vainas, ajenas a toda polémica.©

Abono verde

Motoazada en acción

El plantar abono verde es un sistema de enriquecer la tierra, aprovechando el descenso de cultivos en el huerto  en invierno y la resistencia de  algunas plantas a la acción del frío. Así como la capacidad de ellas de retener los nutrientes que la tierra pudiera tener, impidiendo que estos sean arrastrados por estar en suspensión en el  agua de la lluvia.

Sucos de habas

Empleadas para  abono verde  varias son las plantas usadas: Centeno, guisantes, habas y caléndula. Todos ellos fueron puestos en el huerto en la sementera y salvo las caléndulas que han aparecido pocas, las demás están desarrollándose bien.

Lo primero de todo al arrancar los cultivos de verano tras la destrucción generada por las primeras heladas fue preparar la tierra para un nuevo cultivo arándola con las fresas de la motoazada.

Tras ello pasamos a sembrar: Las habas y los guisantes  las sembramos en sucos. centeno y caléndulas fueron puestos en una siembra más dispersa, en concreto el centeno en lo que antes se llamaba siembra  «a manta».

Centeno para abono verde

Habas en crecimiento

En el desarrollo de lo sembrado está teniendo una incidencia positiva las últimas lluvias y los buenos días que están haciendo a mediados de diciembre, esto que aparentemente es positivo, podría no serlo tanto si la acción de los hielos posterior pilla muy tiernos estos cultivos.

El abono verde ayuda a mejorar la estructura interna  de la tierra, y ya hemos comentado en diversas ocasiones lo importante que es eso en nuestro huerto, queremos que mejore su esponjosidad, además de incorporar materia orgánica a la tierra que incremente la acción tanto de lombrices como de bacterias .

Por eso nuestra intención además de incrementar en lo posible el cultivo de leguminosas (pensamos poner en marzo un buen trozo de garbanzos)  es  segar los cultivos de abono verde, enterrando algunos de ellos y empleando de acolchado otros, como paso previo a  la siembra principal.

Sembrando habas

Planta de habas

Las Habas, nombre común para la Vicia faba, es una leguminosa anual que se coloca en el huerto en la sementera pues resiste bien los fríos invernales y a la llegada de la primavera aprovecha las temperaturas frescas para desarrollar su fruto, una vaina, con sus semillas que recogidas en tierno resultan muy sabrosas sobre todo si la planta no ha pasado sed,  y no tienen amargor, cosa que algunos años sucede.

Para sembrar las habas es necesario previamente haber trabajado la tierra, para ello aprovechamos que la helada ha despejado buena parte del huerto, pues los restos de los tomates, pimientos, judías, calabazas, …. se han quitado para el montón de compost. Para el trabajo de la tierra nada mejor que una motoazada. La nuestra es de tamaño mediano, por lo que la tarea se realiza con más facilidad que si hay que coger  la azada, o la laya y darle la vuelta al terreno.

Arando con la motoazada

En esta época la tierra está bien para trabajar, mantiene algo de humedad de las últimas lluvias, y pese a que tardará años en estar tan suelta como en mi huerta anterior que se ha cultivado de forma sucesiva  durante los últimos  por lo menos 200 años, sino más. Aquí  de momento la estructura interna es pesada, y pese a que se ha desarrollado mucha alfalfa como hierba espontánea, que con sus raíces ayuda a disgregar la estructura interna,   tardará años en irse soltando.

Abriendo los sucos y colocando la semilla en tierra

Pero de momento la situación de la tierra es adecuada para poner en ellas la habas. Pero el cultivo de habas va a ser de dos tipos, por un lado las habas de producción de habitas verdes para la primavera, que nos gustan. Por otro lado para la producción de abono verde, pues he leído por algún sitio que las habas son especialmente adecuadas para ayudar a enriquecer la tierra, facilitando con sus raíces el trabajo de niveles más  profundos de la tierra, y enriqueciendo esta con sus aportes de nitrógeno. Por otro lado contaba con semillas de otros años que me van a permitir hacer esto.

Para ello una vez labrada la tierra, a la que le habremos aportado algo de abono, en el caso de la producción de habitas tiernas, pero no demasiado, y ninguno en el caso del abono verde. Procedemos a realizar los sucos.

Entiendo que hay personas dignas de admiración que cuidan las distancias entre las plantas, de forma casi milimétrica, pero no es mi caso. La azada suele ser la referencia que empleo en la distancia  entre los sucos. Así realizo una pasada abriendo el suco,  coloco en el mismo la semilla, y a continuación otra pasada para cerrar el suco. Iniciando posteriormente suco nuevo con semillas  en él. Cavo primero en una dirección y luego retorno desde allí en dirección contraria, abriendo y cerrando el suco. Los sucos se separan en función de mi voluntad, dependiendo del cultivo,  unos  25 cm en este caso.

Vainas y semillas de habas

Las semillas suelen sembrarse separadas entre  20 – 30 cm, y si fuera siembra de primavera pondría dos semillas  en cada montón pero al ser siembra para el invierno, y teniendo en cuenta que el hielo muchos años las machaca, pondremos tres semillas por montón.

Las semillas de habas son una maravilla energética, por lo visto están muy valoradas por los criadores de caballos, así como en el pasado las empleaban en los momentos en que las vacas estaban criando y produciendo leche pues aumentaban la cantidad de la misma que la vaca daba. Es por ello que en primavera realizaremos algunos experimentos con germinados usando las habas, no se que tal pueden resultar. ¿ Alguien tiene experiencia con ellas en este campo?