Una de las hierbas a las que les tengo gran cariño en mi huerto es al Llantén, tanto el menor o Plantago laceolata como al mayor o Plantago major. Estas plantas son de las que se engloba bajo el concepto de «malas hierbas», aunque son una planta especialmente buena para nuestra salud, razón por la cual siempre dejo que crezca alguna de las plántulas que salen en primavera, dejando queden en diversas partes del huerto.
Me gusta el Llantén en sus diversas variedades. Es una planta herbácea autóctona en todo el hemisferio norte de la familia de las plantagináceas, que se mantiene en el huerto a lo largo de todo el año. Arrancan sus hojas desde de un rizoma central a ras del suelo, tanto las de forma lanceolada como las de hojas más redondeadas. Desde el rizoma se emiten los tallos florales, finos y elegantes unos que se mecen en un largo y esbelto tallo o gruesos y fuertes otros, según la variedad. Las flores se agrupan en una inflorescencia a modo de espiga y se van abriendo progresivamente hacia arriba a lo largo del verano.
Es una de las plantas más habituales del pasto, siendo frecuentemente empleada en la alimentación animal. En el huerto gusta a las abejas y a otros muchos insectos, que se ven atraídos hacia sus flores. Así como sus semillas son consumidas por los pájaros también podríamos consumir las hojas tiernas en ensalada, pero son sus múltiples propiedades medicinales una buena razón para acogerla y conservarla en algún rincón de nuestro huerto.
Cuando la planta llega a su madurez es bueno recogerla, usarla directamente o secarla y conservarla para usos posteriores, aunque no tiene dificultades en sobrevivir a la llegada del invierno y poder emplearla fresca si fuese necesario. ©