Archivo de la categoría: Cultivo de hierbas

Hierbaluisa en el huerto

Planta a finales del año

La Hierbaluisa es una planta que desde hace unos año tengo en el huerto. Bueno realmente, más que en el huerto está dentro del invernadero, donde la dejo crecer a lo largo de todo el año. Llegado ahora el final del invierno, antes de que la planta reinicie su actividad, suelo aprovechar para podarla, de modo que esto la rejuvenezca (es un buen momento para recoger todas aquellas partes (de lo que queda) que quiera conservar o bien esquejes para plantar).

La Hierbaluisa (Aloysia citrodora) procede de Sudamérica, donde también es conocida como Cidrón, Cedrón. Es una planta muy utilizada allí para infusiones, dado su agradable sabor y sus cualidades medicinales y gastronómicas.

Como planta es un arbusto de bajo porte, caducifolio en las zonas templadas, donde la planta puede resistir y sobrevivir al frío y a las heladas, aunque pierde las hojas y en ocasiones hasta algunas de sus ramas, dependiendo de la intensidad de la caída de temperaturas. Por eso yo la mantengo en el interior del invernadero, pues puedo usar sus hojas en fresco (es cómo más me gustan) durante más tiempo.

Planta a comienzos del año
Tras la poda

La planta se reproduce por esquejes con cierta facilidad, lo que facilita renovarla y ampliar el número de estas. Es una planta que crece bien, siempre que se den ciertas condiciones: Gusta de posiciones soleadas, con suelo fértil, bien drenado, y con ciertos niveles de humedad.

Cómo planta aromática posee un delicioso aroma y sabor a limón, se debe a algunos de sus aceites esenciales entre ellos el citral y el limoneno. Estos componentes hacen de ella una planta rica en antioxidantes, que ejercen efectos antiinflamatorios en el organismo. Es también rica en Melatonina, con efectos relajantes y favorecedores del sueño.

No le he sacado todavía todas las posibilidades que ofrece, estoy en ello. Es una planta que merece la pena cultivar y experimentar, incorporándola en nuestras infusiones e incluso recetas.©

Cultivo de albahaca Thai

El nombre de albahaca Thai fue con el que la conocí en un primer momento, albahaca tailandesa (Ocimum tenuiflorum). Tardé bastante tiempo en darme cuenta que no era otra planta que lo que en la India se llama albahaca sagrada, albaca Tulsi, una planta de la familia de las labiadas, muy empleada en todo el sureste asiático.

En la India se la considera una planta sagrada asociada al culto al dios Vishnu en la religión Hindú, pero no es es su único uso, también se emplea como planta medicinal en la tradición ayurvédica, con múltiples aplicaciones, así como especia para aliñar numerosas recetas.

Emparentada con las albahacas occidentales, comparte con ellas la intensidad de los aromas, lo que hacen que se emplee su gastronomía, pero presenta aromas más intensos y toques ligeramente picantes. Es una planta de bajo porte, en casa no suele superar los 30 cm, de color verde oscuro, y unos tallos florales de color púrpura.

Nosotros solemos incluirla entre las variedades de albahaca que sembramos cada año, frecuentemente cerca del bancal de tomates, o intercalada entre ellos. Es una planta del calor, sensible a las heladas, por lo que solo puede estar en el exterior durante la temporada de verano, momento que aprovecha para desarrollarse y granar, asegurando así la continuidad en años futuros.

De momento no es una de las albahacas a las que más usos le estemos sacando, prácticamente ornamental y aromática. Posiblemente haya que ser atrevidos con ella y comenzar a probarla, experimentando con ella en algunas recetas.©

El té de huerta: Bidens aurea

Una de las plantas que tenemos en el huerto es la Bidens aurea, conocida también como té de huerta, té de milpa, té moro, té canario,… una planta que se puede encontrar por diversas zonas de la península ibérica y que es un claro ejemplo de como el proceso globalizador empezó hace muchos siglos, aunque no hayamos sido conscientes de ello.

Esta planta procede de Centro América y desde allí se fue expandiendo por diversas zonas cálidas y templadas del norte y del sur. Más tarde llegó desde las islas Canarias hasta España. Ese proceso difusor fue realizado de forma consciente por las características ornamentales y medicinales de la planta. Pero por su facilidad de asilvestramiento se puede convertir en bastante invasora.

Pertenece a la familia de las asteraceae, una planta rizomatosa, perenne, que puede alcanzar el metro y medio de altura. De color verde intenso, tallos con hojas opuestas, lanceoladas, de bordes serrados.

La planta alcanza su mejor desarrollo en zonas cálidas y húmedas, pero eso no limita su expansión. En lugares fríos se convierte en planta estacional que se renueva cada primavera a través de sus rizomas, como sucede aquí. En lugares seco reduce su tamaño, pero eso no frena su expansión.

Nosotros en la huerta la tenemos colocada cerca del contenedor contra una pared. En una zona donde tenemos los bidones para realizar los purines y fermentados. Es un área donde no recibe nada de humedad, salvo la procedente de la lluvia. Pese a ello tiene buen crecimiento y logra florecer casi todos los años.

No le damos ningún uso, fuera del de producir materia vegetal, aunque también he leído de que se puede usar como forraje, por lo que quizá pruebe su uso para gallinas y conejos.©

Usos de la ortiga en el huerto y en casa

Revisando entradas veo que hablo de la ortiga en diversas ocasiones os explico sobre su cultivo pero no he realizado una entrada explicando cómo la usamos en casa.

Para mi la ortiga es una de las «plantas milagro» del huerto. Una panacea en muchos sentidos. Le sacamos usos alimenticios, medicinales, cosméticos, pero sobre todo la empleamos en el control de plagas y enfermedades en el huerto, a veces sola y en otras ocasiones acompañada.

¿No habéis comido nunca una tortilla de ortigas tiernas? Es tan sabrosa como una de espinacas, con la ventaja de que no tiene tantos oxalatos, por lo que es mucho más saludable. Se puede emplear de forma similar a las espinacas u otras verduras, con el único inconveniente de que hay que trabajar con ella con cuidado y dado que gustan de los suelos cargados de materia orgánica, recogerlas en un suelo que no esté contaminado

Como planta medicinal y cosmética tiene muchos usos, os dejo el enlace a una página que me gusta mucho: Botánical online, donde podéis informaros extensamente sobre ella.

Pero vamos a centrarnos en sus usos en el huerto, que es donde yo más frecuentemente la llevo. Allí lo primero que hacemos es preparar un bidón con agua donde la ponemos picada a macerar. Al principio le vamos dando vueltas cada día y comienza a fermentar. Va sacando burbujas y tiende a desarrollar mal olor.

Desde los primeros días se la puede usar. En esas fases iniciales en muy eficaz como insecticida. Más tarde en el proceso de fermentación el líquido se enriquece resultado de la acción de las bacterias y del desarrollo de microorganismos. Con ello contiene enzimas, microorganismos, aminoácidos, minerales,… Sus usos se amplían. Resulta muy eficaz como activador de la vida del suelo, fijador del nitrógeno, activador y regulador del crecimiento de las plantas, ayuda a prevenir problemas de hongos en el suelo y en las hojas, desequilibrios de crecimiento, repelente de plagas,…

Yo suelo preparar un buen bidón y no lo envaso. A partir de los primeros días comienzo a sacar y regar con ello. Regar cuando realizo el trasplante de las plántulas, cuando detecto problemas de cambios de color en las hojas, cuando las plantas pierden brillo y vitalidad, cuando hay alguna plaga en el cultivo, sea pulgones o mosca blanca u otros.

Para usarlo unas veces va solo, pero frecuentemente va en compañía de otras preparaciones, sea purines de cebolla, tomate, milerama, tagetes, caléndula, tés y fermentados de hierbas, abonos líquidos, … Va rebajado al 20 %. Unas veces va regado en el suelo, en otras en una proporción similar puede ser rociado en las hojas a modo de abono foliar, fungicida, e insecticida.

Unas veces usado con plantas adultas, en otras ocasiones empleado en los semilleros, para activar las semillas, siempre resulta de utilidad. Con el uso continuo, el bidón no tarda mucho en irse vaciando y necesitar repuesto, pero para entonces ya las ortigas han vuelto a crecer y reiniciamos el proceso otra vez.

Para mi el único momento en que tiendo a almacenarlo es de cara al invierno para poderlo emplear en el invernadero a lo largo de ese periodo o en los primeros semilleros. Me gusta siempre tenerlo disponible.©

Mi jardín de ortigas

Cuando uno piensa en un jardín la mente lo lleva a un entorno controlado de belleza, donde el jardinero exhibe la belleza de sus plantas. Un lugar donde frecuentemente se prioriza el color, la exposición ornamental de esas plantas, frente a otra funcionalidad.

En mi jardín también hay un lugar para el cultivo de flores y plantas ornamentales, así hace unos días unas señoras disfrutaban de la belleza que ofrecían los tulipanes en su mejor momento, para a continuación asombrarse y sorprenderse del esplendor alcanzado por las ortigas creciendo a pocos pasos al lado de las otras.

Aquí es donde aparece mi jardín de ortigas. Ortigas (Urtica dioica) que todos los años por estas fechas alcanzan su mejor momento, un poco antes de iniciar el corte que las llevará al huerto.

¿Qué sentido tiene plantar ortigas en el jardín? El motivo es sencillo. En mi jardín es el lugar de todos los que cultivo que ofrece la mejor cosecha de ortigas. Nosotros usamos bastante las ortigas todos los años. Frecuentemente con diferentes cortes de la planta a lo largo del año. Aquí consigo las ortigas que necesito de forma natural, sin que tenga que aportarles apenas nada, ni atención, si acaso algo de agua si viene el año muy seco, pero a veces ni eso.

Ellas crecen aquí desde que trasplanté una pequeña planta hace ya más de 20 años. Extraen sus nutrientes de la tierra, sin que nosotros las abonemos de forma directa. En una posición de sombra a lo largo del día, más intensa en invierno y con algo de sol de mañana a lo largo del verano, las ortigas crecen. Reciben el agua de las goteras, que casi caen encima de ellas, y crecen magníficas.

Están a la sombra de la casa, junto a la zona de paso. Sus compañeros de posición son por un lado un ciruelo que les aporta algo más de sombra, por el otro unas plantas de uva espina, que también disfrutan del lugar, y en el lado más externo, el resto del jardín con rosales, lilas, celidonias, tulipanes, milenrama, alhelíes,…

Nada la frena, estoy arrancando sus raíces para que se limite a esa zona. Pero cada año vigorosa ella hacer saber que está ahí. Y ahí seguirá. La corto con cuidado y buenos guantes, la ensaco y queda lista para irse para el huerto. Es vital para dar salud y control a las enfermedades y plagas que están en plena expansión con la subida del calor. ©

Replantando el orégano

Orégano entre la grama

Las aromáticas del huerto son siempre un capítulo especial. Entre ellas el orégano, origanum vulgare, ocupa una posición importante. El orégano es de la familia, lleva con nosotros en el huerto bastante tiempo, desde que lo trajimos en el 2010 desde el huerto de mi madre en el pueblo. Ella allí ya lo tenía desde muchos años antes, décadas.

Una vez asentado lo hemos ido abonando cada cierto tiempo, y cada año lo cosechamos para poderlo usar el resto de la temporada. Es de esas plantas que cada vez empleamos más, no limitándonos a su uso la cocina.

Orégano mezclado con la grama

Al aumentar su uso ha ido ampliando zonas, pero manteniendo las anteriores, siempre en los mismos lugares. Por ello no es de extrañar que esté completamente invadido por la grama. La grama es una hierba poderosa que se entreteje entre las raíces de las plantas siendo casi imposible quitarla toda, más si no se mueve la planta en cuestión. Por ello hemos decidido ir por partes y en un par de las zonas más antiguas cambiarlo al completo.

Planta de orégano tras ser eliminada la grama

Para removerlo comenzamos metiendo la laya bajo el macizo de orégano. y levantamos todo el bloque de grama y orégano entrelazado. A partir de aquí es una tarea de paciencia y cuidado, de modo que tirando y tirando se van sacando las raíces de grama, separándola del orégano, hasta eliminarla toda.

Se abre un suco en la zona nueva (donde habremos eliminado toda posible grama), que va a ser en el área dedicada a las aromáticas, junto al contenedor. Se colocan las plantas con cuidado y se cubren las raíces con un poco de humus, para a continuación terminar tapándolas con tierra. A continuación se riega toda la zona. Hemos mantenido las plantas relativamente juntas, pues el orégano gusta de ello.

Nueva zona de plantación

Hemos realizado la tarea en estos días, después de las lluvias y nublados, porque con ello se sacan las gramas mejor y al hacer el trasplante las plantas sufren menos. Y seguiremos en esta semana que hay previsión de lo mismo, pues todavía queda orégano por trasplantar.©

Tomillo blanco en mi zona

Thymus mastichina

El tomillo blanco está en esta época en flor, su nombre científico es Thymus mastichina. Es una planta de pequeño tamaño, apenas alcanza el medio metro, de color gris blanquecino que pertenece a la familia de las lamiáceas.

Es una variedad de tomillo que es autóctona de la Península Ibérica. Resto degradado de los bosques de encinas que en su día ocuparon todo el interior peninsular, preferentemente en las zonas más silicícolas.

Es una planta muy rústica y resistente ante el deterioro del medio. Una planta que se adapta a la baja pluviometria e incluso medra con ella (sus aromas se intensifican).

Es una planta que pasa desapercibida entre el gris verdoso del paisaje en el que suele desarrollarse Cuando uno roza la planta el timol presente en ella se eleva y se esparce hacia las fosas nasales, penetrando profundamente, casi hasta rozar el alma.

Toda la planta desprende un profundo aroma al rozar la misma, pero sobre todo en su época de floración. Flores blancas de pequeño tamaño que son muy visitada por las abejas para crear una de las mieles más sabrosas y conseguir timol, uno de los desinfectantes y fungicidas poderosos que nos ofrece la naturaleza. Ello hace que esta planta tenga importantes usos medicinales, en especial en problemas respiratorios.

Por todas estas razones esta primavera, en su época más lluviosa, trasladé varias matas pequeñas de tomillos silvestres al huerto. Con la esperanza de que pudieran adaptarse al mismo. De momento hay suerte y han sobrevivido la mayoría de ellas, que también, como veis, comienzan a florecer.

¿Cómo tener canónigos en la terraza de casa?

Los canónigos son uno de los cultivos que más fácilmente se pierden entre las muchas hierbas que nacen en el huerto. Su pequeño tamaño y sus demandas de humedad hacen que necesiten una atención más cercana. Cansada de que al final no pudieran estar de forma cómoda para un consumo fácil, decidí probar algo nuevo y diferente. Por ello los coloqué en la terraza de casa.

En el suelo compitiendo con todo lo demás

Empleando unas cajas de plástico, bajas, de las que se desechan de la fruta, coloqué unos 10 centímetros de tierra y algo de humus. Luego pusimos las semillas sobre el suelo. Esto fue durante el mes de enero y desde entonces les hemos ido dando agua. Ahora estoy comenzando a recoger las plantas para la ensalada.

Las cajas las coloqué sobre la barandilla de la terraza. Con un pequeño toldo para evitar que la lluvia pudiera arrastrar la tierra y las semillas. Las plantas nacieron muy bien. Son una planta que gusta de ciertos niveles de frescor, por lo que su cultivo es más adecuado en los meses de menos calor.

El toldo durante la temporada fría les ofreció protección del viento frío. En esta época les sirve de sombra, y evita una excesiva evapotranspiración. Las cajas las coloqué con una diferencia de fechas, de modo que no todos los canónigos se vengan en las mismas fechas.

Al tener las semillas en cajas el control de las hierbas es fácil de realizar y se evita la competencia que tiende a sofocar los canónigos. Su crecimiento está siendo muy denso. Esto nos indica la necesidad de disminuir la cantidad de semillas para siembras posteriores.

Nuestra intención es comenzar a usarla en las ensaladas, para ello iremos realizando diferentes cortes. De modo que los canónigos se vayan regenerando y creciendo. Llegará un momento en que la temperatura obligará a las plantas a entallecer para sacar semilla. Nos interesa especialmente este hecho pues en la caja será fácil el poder recolectar esta.

Veremos como va funcionando y si todo va bien pretendemos realizar unas siembras similares a partir de agosto. De modo que podamos disfrutar de los canónigos a lo largo del otoño y en el invierno en las ensaladas, lo mismo que haremos ahora, en la primavera. ©

Secando ortigas

Con buenas ortigas en crecimiento, alcanzando el punto a partir del cual se iniciaría su floración, y sin posibilidad de ir al huerto para poder hacer purín con ellas, la única opción evidente era el secado de las ortigas.

Por ello, al  final de  uno de los pocos periodos secos del mes de abril, procedimos a segar las ortigas y llevarlas para el ático. Allí las colocamos sobre un cartón y las dejamos secar lentamente, a la sombra, durante algunas semanas. Ahora ya van estando en condiciones  de poderlas envasar.

Las ortigas secas son un recurso muy interesante para poder disponer de ellas. Si una vez secas las trituramos y las almacenamos, conservándolas en buenas condiciones,  podremos tener ortiga a disposición cuando la necesitemos tanto para el  huerto como para su uso como infusión.

Con las ortigas secas obtenemos material para un buen tónico depurativo, que como planta antiinflamatoria, ayuda en los procesos artríticos, contra el colesterol, el ácido úrico, la diabetes,  estimula el aparato digestivo, la circulación, ayuda en la caída del pelo, … Es reconstituyente, bactericida, antianémico (pues es muy rica en minerales), … se puede ver más  información en Botanical on line.

Nosotros de momento las vamos  a reservar para esas temporadas en que las ortigas no crecen con fuerza. Pues ahora tiraremos de lo fresco, más teniendo la mata de ortigas donde las hemos segado que  ya están otra vez cogiendo  crecimiento y  desarrollando  tallos que  pronto tendremos que volver a cortar.

Solemos pegar al menos 4 cortes a lo largo del año. Este creo que podrán ser más ya que la humedad se va a mantener en el suelo durante un tiempo, dado que todo ello está a la sombra de la casa en su lado noreste. Les gusta el sitio, por lo que pienso que hay ortigas para rato.©

Ortigas en el jardín

Tener ortigas en un lugar al alcance del hortelano es siempre muy conveniente, dadas las especiales virtudes que estas tienen para el huerto y el  gran auxilio que ofrecen a la hora de combatir plagas. Uno siempre puede recogerlas en la naturaleza, junto a un camino, en un ribazo, cerca de una pradera, …

Pero lo mejor es tenerlas a disposición en el mismo lugar donde se van a emplear, lo que ayuda a saber con fiabilidad que son procedentes de cultivo ecológico.

Las ortigas no siempre son fáciles de cultivar. Es una planta caprichosa que gusta de ciertas comodidades para crecer saludable. Una planta que  también se da en el huerto, pero  con un terreno tan arcilloso como  el que hay allí  no siempre está a gusto y  solo  crece con vigor en ciertas  zonas.

A esto se suma el  tema de la temperatura.  Al aire libre, en un espacio abierto  las temperaturas suelen ser menores. Esto es  motivo por el que su cultivo  en el huerto tarda en arrancar  en el inicio de la primavera, momento en el que resulta más interesante disponer de ellas. 

Así sucedió que de forma casual nacieron ortigas en el jardín. Al principio una pequeña planta,  que dejamos para ver que pasaba con ella.  Medraron bien.  Crecen vigorosas y antes que en ninguna otra parte. Aunque la ortiga gusta de la humedad nosotros no la solemos  regar mucho, procurando que las plantas se ajusten a sus posibilidades. El jardín tiene orientación norte, por lo que poca agua suele conservarse durante bastante tiempo en el suelo.

Las plantas de ortiga quedan a la entrada del jardín, en una zona en la que en ocasiones no resulta agradable tropezarse con ellas, pero siguen están año tras año en la misma zona, ahora ya incluidas entre las hierbas que con regularidad recogemos del jardín. De modo que solemos darle de tres a cuatro cortes por lo menos a lo largo del año, a veces incluso más. Ahora ya están en su mejor momento. Pero este año la preparación de los purines tendrá que esperar.©