En estas fechas siempre está uno pendiente de las semillas que van naciendo y de vez en cuando las semillas nos dan sustos. El peligro ronda los semilleros. Los semilleros son promesas de vida pero con calor y humedad ofrecen uno de los mejores caldos de cultivos para hongos y ciertas enfermedades.
Conseguir que todos los semilleros salgan adelante no es fácil, y no siempre es posible, pues hay una serie de prácticas que cuando no las aplicamos suelen traen consecuencias, una de las más importantes es la de desinfección de las semillas.
Normalmente para los semilleros, empleamos una mezcla especial formada por tierra que ha sido expuesta a los rigores del invierno, junto con arena de río y humus, así como algo de paja, descompuesta que ayuda a esponjar el substrato.
Antes de poner las semillas en el substrato conviene desinfectarlas bien, esto se puede realizar con diferentes sistemas; los que yo empleo es un poco de lejía en el agua, así como agua oxigenada que suelo rebajar con un poco de agua.
Pero la desinfección previa no siempre es suficiente. En el interior del invernadero la presencia de humedad y calor puede activar el desarrollo de organismos peligrosos para las plántulas, sobre todo si nos excedemos en el uso de agua.
Por este motivo frecuentemente sustituimos el agua de riego, por agua de manzanilla, macerada y hervida y por extracto fermentado de cebolla, en un porcentaje del 20 %. Si uno está atento se puede poner remedio a los problemas que puedan aparecer. Parecen funcionar en los semilleros, pero no siempre se ve problema a tiempo. Por lo que estoy aprendiendo que hay que emplearlos de forma sistemática a lo largo de las primeras etapas de las plantas, hasta que estas se consolidan. ©