Septiembre es siempre el mes de la cosecha de las Chauchas japonesas. Sembradas antes que el resto de las judías, son una leguminosa de ciclo reproductivo más largo que la judía común. Una planta que tarda en arrancar, luego desarrolla mucho follaje y finalmente aparecen las flores. Pero es ahora en el mes de septiembre cuando las vainas alcanzan su mejor momento.
Este hecho hacen de ellas una leguminosa muy interesante pues nos ofrecen vainas en una época cuando ya otras leguminosas hace tiempo que están secas o no aptas para el consumo en verde.
En su cultivo en el huerto las Chauchas son un tipo de trepadora con la que cada año estamos aprendiendo algo nuevo. En este ha sido la importancia de poner buenos soportes para encauzar el fruto, me explico. Tengo plantadas Chauchas en tres zonas diferentes. Pero solo en dos de ellas se podría decir que están buenas. En la otra el tema se complica. Las Chauchas están colocadas junto a las calabazas del peregrino, que han crecido a lo loco, invadiendo toda la zona, tirando los soportes, arrastrando con su peso todas las plantas.
No se sabe qué podremos encontrar bajo las calabazas cuando las quitemos, quizá nada. Pero hasta que no llegue el momento de cortarlas, dejaremos que las chauchas maduren. Esperemos que para entonces haya semillas que podamos recoger. Aunque lo más probable es que las plantas machacadas por el peso no den mucho de si.
Lo que tengo claro es que calabazas y Chauchas no funcionan juntas. Demasiado expansivas las dos. Ambas necesitadas de una sólida estructura. Las chauchas resisten mejor si están bien entutoradas. Por lo que eso lo tendremos en cuenta cuando las coloquemos el próximo año. ©