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Febrerillo el loco, de todo un poco

Cuando ya casi estábamos oliendo la primavera en el aire, después de un par de semanas de temperaturas muy suaves, febrero ha pegado un golpe de tuerca y nos ha vuelto a obligar a agarrar el abrigo y los guantes en la semanas finales del mes.

Iris

Aunque es típico del mes de febrero pegar estos bandazos, pocos años han sido estos tipos de tiempo tan contrastados. Especialmente por el invierno tan anómalo que hemos tenido, que casi se puede decir que ha hecho frío estos días que llevamos ahora y algún otro, pero no muchos más.

Narcisos comenzando a florecer

Os iba a escribir una entrada sobre como se sentía ya la primavera en el aire, pero no es posible, pues hemos retornado al invierno térmico. Pese al cambio dado y caída de las temperaturas, las plantas no pueden dar marcha atrás y aunque reduzcan su velocidad, ellas siguen adelante.

Violetas
Anemonas

Así tenemos a unos cuantos frutales que ya muestran sus flores en el exterior, es el caso del almendro Texas y de algún albaricoque. Los melocotones todavía se contienen y el frío les ha obligado a retenerse, pero no es el caso de muchos de los bulbos de primavera que ya muestran sus flores.

El daños en los bulbos de flor no será significativo, pero después de vientos tan intensos y temperaturas en descenso, el daño en los frutales será inevitable. Pero mientras se mantenga el viento no será tan duro como cuando este se pare. ©

Albaricoque

Un claro en el cielo

En esta racha que llevamos de familias de borrascas azotando el noroeste de la península, unas se engarzan con otras y suman un continuo, muchas veces ininterrumpido. Días tristes, ventosos, desapacibles, oscuros,…

Cuando las lluvias vienen con tanta intensidad, como es el panorama de estos días, encontrar un hueco entre tanta nube no siempre es fácil, pero cuando ese rayo de sol se abre paso y se extiende sobre el suelo, es todo un espectáculo.

En esta sucesión de frentes los vientos arrastran las partículas en suspensión, y la lluvia ininterrumpida tiene efecto evidente en el aire, arrastrando esas partículas al suelo, limitando la cantidad de estas en el cielo, lavando el aire y la luz que se respira.

El salir del sol es un choque para los sentido tras la oscuridad de estos días. El tamiz que habitualmente filtra la luz, ha desaparecido. La luz que se cuela entre las nubes es más brillante más intensa, más bella.

Pero además al abrirse los cielos, el sol penetra en todo su esplendor extendiéndose sobre superficies húmedas, pulidas, que recogen esos rayos y los devuelven, multiplicándolos en el cielo.

Cada claro en el cielo abre una puerta a la luz. Una luz tan intensa que nos hace entrecerrar los ojos y nos satura con colores intensos, luminosos, y a veces tan brillantes que hace que estos no parezcan de este mundo.

Me gusta el claro entre las nubes del cielo. Un golpe de luz entre la lluvia. Parece que estrenamos el mundo. Un mundo brillante en su euforia, con la vida que aporta el agua al alimentar el suelo. La luz refleja toda esa gloria.©

Heladas, Semana Santa de dolor

Cerezo antes de la helada
Cerezo después

Cuando llegan estas fechas, con casi todos los frutales en flor, a una le gustaría vivir en un clima más amable. Un clima de esos que dejan que las esperanzas se hagan realidad. Una tierra que deje cuajar las flores en frutos. Pero esta tierra mía nos corta las esperanzas en seco. Pocos años deja que disfrutemos del vergel.

Ciruelos y cerezos estaban preciosos, los perales ya habían comenzado a abrirse, los melocotones estaban a tope con las abejas, los almendros ya estaban cuajados, las forsytias amarilleaban con vigor, el membrillero de Japón lucía hermoso, y se puede seguir y seguir… Pero de golpe una buena parte de ello se acabó.

Peral antes de la helada
Flores de peral quemadas por la helada

En las heladas del comienzo de la Semana Santa el hielo nos arrebató la cosecha de cerezas, de ciruelas, parte de la de peras, almendras, fresas tempranas, … y acabó con la flor de las ornamentales que eran visitadas por las abejas.

Higuera dentro del invernadero, pero cerca del plástico

Pero no fue todo, incluso en el interior del invernadero se llegó a notar su efecto. Brotes de parras achicharrados, hojas de las higueras, alguna hoja de tomate,…

Brotes de parra

Cada año es frustrante. No encontramos solución fácil para preservar los frutales de la lotería del hielo. Todo lo más liarse la manta a la cabeza y hacer un buen invernadero para ellos, pero¿ compensa el costo?.  ©

Tallo de tomate dentro del invernadero

Al invierno no se lo come el lobo

Siempre se ha dicho que al invierno no se lo come el lobo, pero nos ha tocado esperar lo suyo. Menos mal que al final llegó el invierno o al menos un poco de invierno. La llegada de estas últimas borrascas, en especial la borrasca Fien, acompañadas de aire del anticiclón atlántico, nos han dejado nieves en diferentes partes de la península, especialmente en la zona norte.

Dicen que el 21 de enero es por estadística el día más frío del año, previsiblemente este año también será así, pero de momento los días previos ya nos están dejando temperaturas por debajo cero en el interior peninsular y en las áreas de montaña que rodean la submeseta Norte.

Snow forecast.com

Si le echáis una ojeada al mapa que se acompaña podéis ver la nieve de los últimos tres días. En el el mapa se refleja un gran espacio en el centro de la meseta norte, donde frecuentemente la nieve suele ser escasa. Nosotros quedamos en el borde de ese espacio, por lo que la cantidad de nieve recibida puede servir para cubrir una apuesta, pero para poco más.

Así despertamos con una leve capa sobre el terreno, que para cuando llegamos al huerto no daba ni para hacer una foto decente. La poca nieve que quedaba estaba en las zonas de abeseo, sobre las zonas de suelo desnudo, en las superficies de cemento, sobre algún plástico, …. pero poco a poco fue desapareciendo. Es lo que nos tiene acostumbrado nuestra peculiaridad geográfica. Poca nieve y poca lluvia, pero nos damos por satisfechos si cae en las montañas que nos rodean y queda retenida en los embalses.

Los ríos van con caudales elevados. La llegada de lluvias y el deshielo posiblemente aumentará aun más su caudal. Este incremento del caudal previsiblemente nos permitirá superar el nivel del volumen de agua almacenada en los embalses el año pasado. Esto es una buena noticia dada la carencia de agua que ha habido hasta no hace mucho. Por ello le damos la bienvenida a la nieve, aunque aquí haya sido poca.©

¿Sobreviviendo a las olas de calor?

Daño del sol en hoja de naranjo

Hace calor, ese calor infinito que se prolonga en el día y en la noche. Ese calor que se irradia del suelo, del ladrillo de las paredes, que entra en los pulmones como una lengua de fuego que arrasa con todo, … ese calor.

Daño del sol en hojas de paraguayo

Y nosotros estamos a la sombra, bebemos agua, tomamos el helado, le damos al abanico o encendemos el ventilador. Pero las plantas quedaron afuera, muchas de ellas expuestas a pleno sol. ¡Qué capacidad de supervivencia poseen! ¡No dejan de ser admirables!, pero aún así sufren daños.

Quemaduras del sol en hojas de Kiwi

Estamos en un territorio nuevo. Calor ya ha habido antes, pero tantos días seguidos, no. ¡Con la reincidencia que nos vaticinan puede ser tremendo! Las plantas buscan adaptarse, pero estas situaciones y el estrés hídrico que desencadenan producen desequilibrios en ellas que reducen su crecimiento, merman su rendimiento e incluso si la situación es más seria, les provocan la muerte.

La importancia del agua

Cada día es una nueva experiencia en la que aprender. Hay plantas que a pleno sol salen adelante. Otras que no lo consiguen. Hay tantas variables que pueden interactuar que sacar conclusiones es difícil, pero debemos intentarlo. Además cada suelo, cada microclima es un mundo en si mismo. En la capacidad para que el hortelano se adapte y aproveche su realidad está la diferencia entre el éxito y el fracaso ante esta nueva realidad.

Tenemos que tomar de referencia lo que están haciendo en aquellas zonas donde tienen experiencia en estas circunstancias. Tomar modelo y medidas de lo que allí les ha funcionado. Yo procuraré iros mostrando en qué medida y manera estos fenómenos inciden en el huerto y si seremos capaces de irnos ajustando a ello, y saliendo adelante.©

Tormentas de verano

En ocasiones el mini continente de la Península Ibérica se empeña en recordarnos el carácter continentalizado que tiene, con algunas anomalías a lo que suele ser un clima Mediterráneo típico. Este es el caso de las tormentas de verano.

Tormentas que de producen por el elevado contraste entre las elevadas temperaturas en superficie (la masa Ibérica que se calienta) y las que hay en altura, junto a la elevada cantidad de humedad en la atmósfera, unido a cierta inestabilidad general.

Una vez que las circunstancias concurren, las masas de aire cálido y húmedo se elevan en el cielo a cada vez más altura, desarrollando esas nubes algodonosas, los cumulonimbos. Nubes primero muy blancas y que conforme acumulan humedad a mayor altura, progresivamente se van oscureciendo.

Los rayos y los truenos suelen formar parte del paquete eléctrico que se forma en este despliegue de energía. Una energía que acumulada en el cielo, termina siendo proyectada sobre la tierra. El resultado puede ser atronador y atemorizador.

Pero en la naturaleza el gris no suele ser el color prevalente. Es más frecuente la presencia de todos los matices que a veces lo encierran. Eso significa que lo mismo que las tormentas descargan un rayo que desencadena un incendio pavoroso como el de la sierra de la Culebra, cuyo humo olemos desde aquí, también deja litros de bienvenida lluvia que le da vida a los campos. La madre-madrastra naturaleza en acción.

Cultivos en crecimiento con el nitrógeno atmosférico

Llevamos un final de la primavera realmente inestable. La sucesión de tormentas se van sumando y casi todas las semanas tenemos algún episodio de ellas: Lluvias intensas, vientos racheados, truenos estruendosos y a veces más cerca los rayos temerosos. Cuando se desatan los cielos no solemos parar mucho en el huerto. Quizá las plantas estén más preparadas para resistir que nosotros, o quizá no les quede más remedio.

Nos tiró la barraca de los tomates, o por el viento o el peso de la lluvia en un suelo que previamente había sido regado

Como a las plantas, al hortelano no le queda más remedio que sobrellevar lo que cae y intentar hacer de la necesidad virtud. Tras cada tormenta uno se acerca a ver que nos ha dejado la naturaleza. A veces lo que se encuentra son desaguisados que si se pueden solucionar no suponen más que trabajo, pero sino es ese el caso no queda otra que tener paciencia.©

El abono de las tormentas

Cebollas y zanahorias

Estamos en temporada de tormentas, que nos dejan chubasco inestables de vez en cuando. Tormentas que suelen ser bastante habituales en las zonas de montaña y en el interior peninsular en estas fechas.

Patata en flor

Siempre se ha dicho que no hay nada como el agua de lluvia para un huerto. Que con ella todo crece mejor. Esto es fácil de percibirlo para los que cuidan las plantas de un jardín o un huerto, o simplemente para los que pasean por el campo, al día siguiente de haber llovido.

Mijo
Lechuga Romana

¿Pero a qué se debe esto? Cuando hay tormentas las descargas eléctricas como las de estos días pasados, al estallar en la atmósfera el rayo, se crean óxidos de nitrógeno. Estos óxidos son arrastrados a la tierra por las gotas de agua. Caen mezclados con ella en forma de amonio y de nitratos.

Este nitrógeno atmosférico cae de forma equivalente en cuanto a las cantidades de amonio y de nitratos. Los nitratos son más fácilmente asimilados por las plantas. Los amonios necesitan ser trasformados por las bacterias del suelo, lo que permitirá a las plantas el asimilarlos

Esta disponibilidad de nitrógeno atmosférico en el aire se suele incrementar en los meses estivales, momento en que si llueve es arrastrado al suelo junto con el agua. Su cantidad se reduce en el periodo invernal.

Garbanzos en flor

La concentración de estas substancias nitrogenadas es mayor si las precipitaciones son, escasas. Así mismo el agua lava la atmósfera arrastrando lo que hay en ella, por lo que tienden a concentrarse al inicio de la lluvia, más que al final de esta.

Remolacha azucarera

En periodos de sequía el nitrógeno atmosférico se ha ido acumulando en el aire, por lo que la llegada de las lluvias arrastra al suelo todo el que estaba en suspensión, en cantidades mayores de las habituales, por lo que su efecto tiende a ser más significativo.

Lechuga Maravilla de verano

Cuando cae, las plantas y sobre todo las bacterias van a ser las que capturen estas materias nitrogenadas. Ellas lo conviertan en nitrógeno orgánico, disponible para la vegetación. Como resultado vemos ese renovar de la vegetación que nos trae el agua de lluvia.©

Paseo por la nieve

Esta  mañana nos hemos acercado al huerto, teníamos curiosidad por lo que había caído. Una vez  allí  hemos estado realizando un paseo por toda la finca, revisando la nieve caída en el huerto y cómo estaba todo.

Es una nevada  que no ha sido nada parecido a lo que ha caído en otras zonas, pero que dado que por aquí apenas nieva, no ha estado mal. De hecho 2 días después de que nevara todavía quedan bastantes restos de la misma.

Para la conservación de la nieve  el frío nocturno  ha sido esencial. Durante estas noches pasadas  se ha ido trasformando en hielo. Un día como el de hoy, de moderadas temperaturas y sol brillante, ha ido deshaciendo la nieve en todas aquellas zonas expuestas, de modo que donde se conserva es en las zonas a la sombra.

La nieve se concentra en las umbrías donde todavía quedan zonas que tienen de  4 a 6  cm dependiendo de la ventisca,  e incluso sobre los estanques helados. En el resto la nieve aparece a corros,  deja paso a las plantas que asoman entre ella. Las plantas aparecen aplastadas, sin fuerza, dañadas,…. no tanto por la propia nieve sino por la acción del hielo.

Llegar a un terreno cubierto de nieve virgen es siempre una experiencia deslumbrante. El recorrido por la zona nos cuenta todas las aventuras que sobre la nieve se han ido desplegando. Aprender a leer las huellas de esos recorridos nos habla de quienes han estado sobre ella:  Unas veces son huellas de aves las que  jalan el recorrido ( en unos casos hay discusión si son perdices o son cuervos las pisadas que aparecen con más frecuencia en otros son más claras como las de la garza),  otras son animales de 4 patas los que han dejado su impronta en el hielo,  o nosotros, o el coche, …

Dalas las temperaturas tan bajas que se prevén sería bueno que la nieve siguiera ofreciendo su  cubierta protectora. Pero la nieve mientras tanto sigue lentamente filtrándose en el suelo, rellenando la capa de aguas subterráneas, …. Ahora falta esperar y ver si se cumplirá el dicho  «Año de nieves…..» ©

La Primera helada del otoño

El tener claro en qué momento del año tiene lugar la primera helada del otoño, a priori,  no siempre es fácil.  Es cierto que hay una media  general que incluso aparece en los atlas  agroclimáticos (se puede ver el atlas de la Aemet) que establece la semana  promedio en que esto sucede, pero lo cierto es que el clima no son matemáticas y que hay muchas variables que son aleatorias y además en cada lugar hay peculiaridades geomorfológicas específicas que pueden orientar y dirigir el movimiento de las masas de aire frío de la atmósfera.

¿ Qué quiero decir con todo ello? En fin, que aunque diga Brasero lo contrario ( periodista  y presentador del tiempo), lo cierto es que en nuestro huerto ya ha helado.

Con la llegada de la helada se pone fin a esos dulces momentos  que tienden a denominarse veranillos, y que prolongan el ciclo vegetativo de las plantas sensibles al frío. Pues lo cierto es que en esta época hay una buena tanda de plantas sensibles al frío que hay que procesar y recoger.  En estas zonas templadas, pero de clima mediterráneo continentalizado cultivamos  un buen montón de cultivos sensibles en mayor o menor medida, a las heladas. Para ellos ha llegado el final de esta temporada.

Así nada más llegar al huerto vemos las hojas mustias de las calabazas. Luego nos encontramos con el amarillo pajizo de las cañas de maíz, a continuación el tallo traslúcido de las patatas, o las hojas resecas y quemadas de pimientos y tomateras,  Siguiendo por los boniatos totalmente oscurecidos  en sus tallos verdes, o las Cannas indicas, amarronadas en sus hojas, las  hojas todavía tiernas  y ya secas de las albahacas,…

Ha llegado el final de un ciclo. Lo único que se puede hacer es ir eliminando progresivamente los restos de los cultivos e irlos integrando  en el montón de compost, que por esta fecha crece en gran medida.

Lo único que se salva de momento son aquellos cultivos que estaban ya protegidos  bajo túnel.  Cultivos que están terminando de madurar sus frutos, tal es el caso de unas cuantas matas de judías verdes de tallo bajo, algunos pimientos, lechugas, ….©

Enero y con hojas sin caer

Enero y con hojas sin caer. Esta es la realidad en  estos momentos en el huerto. Mientras que otros años a estas alturas las hojas de los árboles ya hace tiempo que estarían por el suelo,  y en muchos casos ya mediado el proceso de descomposición, este año no  es así. Cada año se retrasa esta caída un poco más.

Las hojas permanecen  en ocasiones verdes, más frecuentemente amarillas, pero firmemente agarradas a los troncos (casi parecen pegadas a los árboles después de los vientos fuertes que  han sufrido). Este es el caso en numerosos  árboles de  pepita (manzanos, acerolos) y también de algunos de los de hueso (albaricoques).

Ya nadie discute que el  clima está  cambiando. Su comportamiento  cada vez es más errático y sus temperaturas  se van suavizando en el invierno y se hacen más intensas en el verano.

La importancia del frío en los procesos biológicos de los árboles y otras plantas en las zonas templadas, está ahí. Las horas frío y la parada invernal junto a  los procesos de vernalización, resultan imprescindibles para  el desarrollo de las plantas  y los procesos  de floración.

El buen tiempo nos gusta a todos. El ahorrar con la calefacción no molesta, …. pero cada vez es más frecuente qué como hortelanos y fruticultores tengamos preguntas:

  • Qué incidencia va a tener  este cambio climático sobre las plantas que cuidamos.
  • Qué incidencia a va a tener en la floración de los mismos.
  • Qué especies van a verse más afectadas.
  • Cómo saber a qué variedades les puede afectar más
  • En qué medida la alteración de los patrones de dormancia  repercutirán en las plantas.
  • Cómo podemos ayudar a las plantas a adaptarse y aumentar sus defensas  ante el estrés que todo esto les suponga….

De momento todo lo que tenemos son preguntas y algunas realidades. Las tareas invernales van retrasadas; Todavía no hemos comenzado a abonar los frutales esperando que terminen de tirar las hojas; tampoco nos hemos planteado el iniciar las podas y sin duda si no hay cambios en las temperaturas las plagas van a ser resistentes. Pero poco se puede hacer, no queda más que esperar. Esperar   entre otras cosas que el famoso dicho de que al invierno no se lo come el lobo, también este año se haga realidad.©