Este año va siendo un buen momento para las albahacas. Sembré principalmente de mi propia semilla y nacieron bien, tanto en los semilleros como más tarde en siembra directa en el terreno, donde me gusta poner un trozo. Me encanta el aroma de las albahacas, tanto en fresco como en seco y suelo intercalar plantas entre los pimientos, que también van muy bien.
Las plantas están ahora en pleno apogeo, a punto de comenzar la floración muchas de ellas, pero todavía no. Al estar la albahaca en su momento nos hemos propuesto probar diferentes recetas con ellas. No conocíamos nada de los pestos, esa famosa salsa italiana, por ello aprovechando que también estamos en época de piñones nos hemos lanzado al ruedo.
Por lo que hemos ido viendo el pesto es una salsa muy personal, hay muchas variantes de receta, por lo que cada uno tiene la suya. Nosotros para este primero empleamos un buen puñado de piñones pelados (cuatro cucharadas), un buen montoncito de hojas tiernas de albahaca (quizá unos 50 gramos), 100 ml de aceite de oliva, aunque la emplearemos conforme fuimos viendo , 100 gramos queso parmesano recién rallado, sal , ajo al gusto.
Empezamos calentando a fuego lento en una sartén los piñones para conseguir que estuvieran bien secos y se pudieran majar bien en el mortero.
Preparamos las hojas de albahaca, pero no la lavamos hasta el momento de emplearlas, pues se oxida mucho con el agua. lavamos y secamos. Rallamos el queso parmesano.
Comenzamos machacando la albahaca con el mortero de acero inoxidable, pero le incorporamos el aceite y nos pasamos a la batidora, pues no terminaba de majarse bien, se le añadió el queso parmesano, nuestra intención era no emplear demasiada aceite.
Majamos los piñones con el mortero y los ajos, se incorporó la pasta a la mezcla de la albahaca. Se probó la mezcla y se le añadió un poco de sal.
Mientras en abundante agua con sal se fue cociendo la pasta, unas cintas. Cuando estas estaban cocidas «al dente», se escurrieron, reservando un poco de agua.
Tomamos la pasta de albahaca que íbamos a emplear, la colocamos junto a un par de cucharadas de agua caliente de la usada para cocer la pasta , mezclamos bien, encima colocamos las cintas, seguimos mezclando y revolviendo bien los ingredientes hasta que quedaron de nuestro gusto y ya estaba listo para servir.
Sobró pesto suficiente para otra ocasión que colocamos en el frigorífico, y que consumimos posteriormente. Sabores distintos, una cocina diferente, pero particularmente atractiva para mi, no será la última vez que experimentaremos con el pesto. ©