Pese a que la floración de los albaricoques se retraso respecto a lo que se pensaba no hubo mucho que decir con la floración principal: En las semanas pasadas las heladas se la llevaron por delante. Nuestra finca va cumpliendo con su carácter frío y los árboles aunque se resistieron en la primera semana, en la segunda de heladas se quedaron todo marrones.
No nos quedaba ni la más mínima flor, pero si alguna esperanza, dado que en el año anterior había sucedido lo mismo y al final si pudimos comer algunos albérchigos. Por qué motivo este optimismo. La razón hay que buscarla en las puntas de cada árbol. Unos ramas que no hemos perdido de vista y que poco a poco se han ido animando.
Estas ramas en esta semana han ido sacando flores en yemas que en la semana anterior apenas se veían. Flores que de haber cuajado la primera tanda se habrían visto anuladas y se habrían caído. Al cuajar las flores quedaría la savia en los primeros frutos, pero ahora al no haber demanda de esa fuerza vital en las cañas bajas llega hasta las cañas altas, ofreciéndonos nuevas posibilidades.
Ya son dos los años en que la climatología nos ha enseñado que los albaricoqueros no confían en ella y que son árboles que buscan una segunda oportunidad. Esperemos que haya suerte y que aunque haya que recogerlos de las puntas, se confirme en algunos frutos. ©