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Garbanzos, el vicio de los conejos

Este año los garbanzos los sembramos en marzo y nacieron estupendos. El año con su humedad y buenas temperaturas en la primavera parecía sentarles fenomenal. Todo iba bien, hasta que dejo de ir. Los garbanzos no crecían, encogían.

El problema es que tenían todas las hojas de cada mata, mordidas. Sobre todo los de la zona de entrada de la finca. ¿Qué pasaba? Pues era sencillo, los conejos en la noche ramoneaban sus hojas. Los conejos aman los garbanzos. El salitre que presentan sus hojas es golosina para ellos.

Durante un momento de la primavera, cuando los conejos pequeños comienzan a salir de sus madrigueras tienen un pequeño tamaño y entran por cualquier hueco, como los que hay en la valla. Ellos entraban a buscar su golosina favorita y cada día al llegar a la finca veíamos encoger a los garbanzos y como el desastre avanzaba hacia el fondo.

Ingenua de mi, busqué palos y redes, de las que tenemos rectangulares, de hilo grueso y me puse a cercar los garbanzos. Parece que funcionó o al menos lo hizo durante unos días. Pero al cabo de unos días los garbanzos volvieron a encoger, pero … ¿cómo, qué ocurría ahora?

Hubo que acercarse al suelo para darnos cuenta que cada ciertos tramos los muy trúhanes habían roído la red y entrado dentro del vallado. ¡Claro! actuando como roedores aunque no lo sean ¿Qué hacer? Esto requería una acción inmediata o nos quedábamos sin garbanzos, pues si bien al principio apenas se notaba el daño, los gazapos eran pequeños, conforme pasaba el tiempo y eran más grandes el daño era exponencialmente mayor.

Pensé en coser las redes, pero me las iban a volver a taladrar. Se me ocurrió que si no los veían quizá los dejasen en paz. Habían respetado lo que tenía dentro de los túneles y eso que hay lechugas tiernas, que también les gustan. Los túneles los tenía cerrados con manta térmica, quizá si les colocaba de ella a ras del suelo no se pusiesen a morderla, tiene que ser desagradable. Usando la red de soporte y a 25 cm del suelo (no podía ir muy alta o el viento la movería) la fui colocando en toda la zona de actuación de los conejos y parece que está funcionado.

Desde entonces los garbanzos han medrado. Aun así se nota claramente cómo el tamaño marca dos zonas diferenciadas, la bien comida y la que no lo fue tanto. Con todo el problema no ha desaparecido, solo los tengo distraídos de esta zona. Todavía aparecen sus acciones en otras áreas del huerto. Ya veremos si os tengo que volver a hablar de ellos.©