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Azufaifas del 2022

El azufaifo (Ziziphus jujuba) es un árbol que cada año que pasa me gusta más. Se ajusta bastante a los parámetros climáticos del huerto, más en un año que ha venido como el actual, que ha permitido que incluso se secase fruta en el árbol.

Azufaifos en el huerto, como ya sabéis, tenemos dos. Los dos en la zona alta del huerto y a pleno sol. Este año ha estado mucho mejor el azufaifo de junto a la valla, con un buen crecimiento y buena cosecha. El otro ha tenido menos de ambas cosas.

Las azufaifas son frutas que maduran, en esta zona, a lo largo del mes de octubre. Aunque comenzamos a probarlos a comienzos del mes, la primera parte de la cosecha no la recogimos hasta mediados del mes y la última ahora, tras las lluvias. Ello ha supuesto un aumento de humedad en el suelo que ha hecho que una parte de los frutos se hayan rajado y abierto.

Los frutos de los azufaifos se ajustan a las diferentes variedades injertadas. Cada caña principal tiene variedades distintas. Esto es bueno para la polinización, pero en especial para los que comemos los frutos. Hay una gran diferencia en el tamaño, el sabor, las espinas y la relación cáscara-pulpa entre los diferentes frutos.

El fruto más pequeño corresponde a la variedad del azufaifo bravo. Son frutas muy pequeñas y cascosas. De momento solo quedan de este tipo algunas ramas bajas en el árbol que está junto al cemento. El resto son ya variedades injertadas, unas compradas, otras intercambiadas.

El fruto del azufaifo ya seleccionado suele ajustarse a dos modelos de base. Unos son azufaifos para comer, otros son especialmente para secar. Nosotros de momento le sacamos más aprovechamiento a los azufaifos frescos, pero los azufaifos secos se emplean en muchas recetas asiáticas, por lo que probaremos a ver cómo quedan secos y cómo se pueden usar.©

Azufaifas del tercer año

Posiblemente bravo, nacido de semillas

Como sabéis  tenemos un par de azufaifos en el huerto (para realizar un seguimiento podéis ir al año 2018 y 2019).  Este año estos azufaifos han realizado un muy buen crecimiento.  Un crecimiento que ha resultado más excepcional, pues en ambos casos los azufaifos fueron injertados en primavera.

Azufaifo Lang

Como ya os habíamos comentado en su segundo año, nos gustaron las azufaifas, las pocas que pudimos probar en su primera cosecha. Posteriormente estuvimos investigando sobre el tema y mi hijo  cogió un especial interés en ello.

Lo que nosotros teníamos  por un lado correspondía en un caso  a un azufaifo inespecífico, posiblemente nacido de semilla y el otro era un Lang, este en teoría de mucho mayor tamaño y calidad. Siguiendo con el tema investigó sobre variedades y sabor, sobre calibres y posibilidades. Tanto fue así que decidió comprar alguna varas por Internet  para realizar algunos injertos en primavera.

En azufaifos hay una gran diversidad de variedades, que a la hora de comercializar se pueden agrupar en dos grandes grupos: Por un lado los dedicados a producir fruta para consumo en fresco, por otro lado los que se destinan a la comercialización en seco, casi a modo de dátiles, y que en consecuencia suelen tener mayores niveles de dulzor. Lo bueno sería poder disponer de  fruta con ambas posibilidades, y eso intentamos con el tema de los injertos.

Colocados los injertos como podéis ver en el vídeo, el crecimiento en los mismos ha resultado realmente significativo.  Esto nos habla de la  fortaleza que han cogido las plantas.  Hay que tener presente que en ambos casos las plantas además de realizar este crecimiento han dado una buena cantidad de fruta, mucho mayor en el azufaifo que  está en su segunda cosecha.

Hemos llegado a probar la fruta de una de las variedades injertadas, la otra  está colocado en el más pequeño, fue más tardía y no cuajaron. La diferencia de calibre es importante, así como la diferencia de dulzor.

Nueva variedad injertada

Hay otro aspecto que también resulta importante y más en un árbol como el azufaifo y es la cantidad y el tamaño  de las espinas con las que está dotado el árbol. Claramente menor en los nuevos injertos realizados. Es importante seleccionar variedades con pocas espinas, pues recoger la fruta en las variedades espinosas no resulta especialmente agradable.©

 

Nuestra cosecha de azufaifas

Este año, en su segundo año en el huerto, uno de nuestros jinjoleros ha dado frutos por primera vez.  Ha sido un año en que su crecimiento ha sido muy bueno, sobre todo en el azufaifo más  viejo en tamaño y edad  que ha crecido más de un metro de madera nueva.

El árbol a inicios de verano fue sacando sus flores, pequeñas y estrelladas. Fuimos polinizando las flores con el pincel, y en este que os muestro varias de ellas cuajaron, pero de forma muy irregular y escalonada.

El árbol ha mantenido las hojas hasta que el frío las puso amarillas. Al poco de ello se cayeron enseguida. Los frutos con la llegada del frío aceleraron el proceso de maduración. Pronto fuimos dando pronta cuenta de todos ellos. Un total de una docena de frutillas.

El fruto ha sido irregular de tamaño. Frutos  del tamaño de ciruelas pequeñas, de carne crocante, dulce y  con un ligero toque ácido. Agradables de comer, pero nada extraordinario, o al menos de momento.

Los primeros frutos suelen mejorar conforme los árboles alcanzan mayor desarrollo y madurez.  Por otro lado también en esto de los azufaifos hay diferentes variedades, por lo que quizá fuese de interés el poder injertar variedades más sabrosas.

Es un árbol sorprendente por la cantidad de espinas y el tamaño de las mismas. La idea inicial era el colocarlo en una zona que sirviera para dar sombra, pero viendo las espinas uno se pregunta si será buena idea.

Ahora que  ya está desnudo de hojas,  será el momento en que le pondremos algo de abono. Posiblemente a finales del  invierno también  eliminaremos las ramas inferiores. El objetivo para la próxima temporada es que su ritmo de crecimiento se mantenga y vaya cogiendo fuerza  y si es posible multiplique la cosecha. Si hay suerte quizá también podamos probar los frutos del otro. ©

Azufaifos en el huerto

Ramas y flores de azufaifo

Que descubrimiento resultó  saber que había un árbol que era el azufaifo y que existían las azufaifas. El porqué de ello está en un dicho que se ha repetido en mi casa desde qué tengo memoria  y que en ocasiones también suelto yo ahora. El dicho era coletilla frecuente cuando llegabas a la hora de la comida y todo ansioso por el hambre de la hora, preguntabas ¿qué hay de comer? y la respuesta un tanto alambicada  era: «Azufaifas y cabezas de mosquitos».

A pleno sol

Tras el trasplante, planta protegida del sol.

Combinación insólita que convertía las azufaifas en algo improbable y exótico, tan imposible de poner en la mesa como las cabezas de mosquito.

Pero no era así. Si existen las azufaifas (rodeadas de  todas esas elucubraciones de la memoria infantil) y   saber sobre ello hizo que en cuanto ha sido  posible  hubo que colocarlas en el Huerto, como un  factor necesario para ver que tal  sabe esta  fruta, aunque sin interés por si combinan bien con las cabezas de mosquito, que dejaremos de lado.

Tallo y brotes

Son los azufaifos (Ziziphus jujuba) de la familia de Rhamnaceae, un árbol propio de las zonas templadas. Este año decidimos tentar la suerte y ver si hay posibilidades de su producción en el huerto.

hojas tiernas

Así que hemos puesto dos Jinjoleros  diferentes procedentes  viveros distintos,  dado que no sabíamos como funcionan  y si son o no, autopolinizadores

Uno de ellos se colocó a raíz desnuda, venía del norte, el otro  ya con hojas  venía del sur. Su apariencia es distinta, de  más antigüedad el segundo que el primero, pero los dos parecen tener un buen vigor. Al que tenía hojas le ha venido muy bien este mayo y junio húmedo para hacer el traslado al suelo sin problema.

Los hemos colocado en una zona a pleno sol y buscando un lugar que pudiera tener un buen drenaje. En ambos caso se hizo un buen hoyo, donde se colocó tierra, compost y humus de lombriz, procurando dejar un buen drenaje. Aunque van a ritmos deferentes, ambos están  con  buen  color y sacando hojas  brillantes y  pequeñas flores. ©