El agua es vida y en esta época la lluvia aporta a los huertos una fuerza y crecimiento que de otra forma sería más limitado. Lo ideal con la lluvia es encontrar un punto de equilibrio, entre la cantidad caída y el modo de hacerlo, que beneficie al huerto
Pero después de más de 80 litros de agua en los últimos diez días, frecuentemente caída como trombas intensas de tipo tormentoso, comienza a haber en el huerto claras consecuencias, y no siempre son buenas. Para algunas plantas el agua ha supuesto un crecimiento más rápido e intenso. Mientras que para otras lo único que nos ha traído son problemas.
Esta es el caso de las fresas. Usualmente a las fresas les gusta el agua, de hecho las fresas que trasplanté al comienzo de la primavera se han puesto preciosas con ella. Pero no es el caso de las fresas con las que estábamos en plena cosecha, recogiendo la fruta. Para ellas el agua ha supuesto una gran pérdida.
La fruta con la humedad y los golpes han desarrollado diferentes tipos de podredumbre. A través de las heridas producidas por la acción del agua, los hongos en un ambiente de humedad y temperatura moderada, se han desarrollado alegremente.
Ahora al recoger la fruta que todavía está válida, nos encontramos junto a ella con un montón de kilos que se encuentran seriamente dañados, y dadas las temperaturas son ya el medio adecuado para la proliferación de las hifas de los diferentes hongos que están actuando con la abundante humedad. ©