El mundo cada vez más es un pañuelo. Que esté tan intercomunicado puede tener efectos en unos casos negativos como la difusión de plagas, pero también efectos positivos como es la fácil difusión y movimiento de las semillas. Estas semillas llegan de tierras lejanas, como es el caso de estas judías de medio metro.
Son un tipo de judías raras en esta zona, pero que cada vez hay en más huertos. Desde uno de ellos me han llegado a mi. Su nombre científico es Vigna unguiculata subsp. sesquipedalis, pero coloquialmente en sus lugares de producción recibe nombres muy variados: bora, judía de vaca, frijol espárrago, habichuela larga, frijol serpiente. Por aquí nos quedamos con la exageración y las llamamos judías de metro aunque la medida real sea más cercana al medio metro,
En su origen proceden estas legumbres de lugares cálidos y tropicales de Asia y hoy en día se cultiva por otros lugares del mundo. Es una leguminosa trepadora que emparentada con las judías, pertenecen a un género distinto de las comunes.
De hoja similar al resto de las judías su flor es un tanto diferente y de mayor tamaño. Pero no es hasta que comienza a crecer el fruto cuando las diferencias aumentan al alargarse este de forma considerable. Dado el tamaño que alcanzan es importante colocar un buen sistema de soporte. Pues de ese modo las vainas pueden quedar colgando sin arrastrarse por los suelos.
Cuando colocamos en el huerto semillas de zonas con climas y terrenos muy diferentes a los nuestros estamos iniciando una aventura que a veces funciona bien, y otras no tan bien. En el caso de las judías de medio metro, funciona. Sembradas al mismo tiempo que las otras, son más lentas en su crecimiento. Tardan más en dar flor y fruto. por ello deducimos que o su ciclo de crecimiento en su lugar de origen resulta más largo, o quizá requieran más calor.
Ahora recolectamos sus vainas con frecuencia, pues enseguida se pasan, y entonces hay que dejarlas para semilla. ©