El cardo, Cynara cardunculus, es una planta de la familia de las compuestas, de origen mediterráneo que se da bien en el huerto. De hecho muchas veces no es necesario ni volverlo a plantar, pues entre los que se resiembran de forma natural y los que rebrotan de sus raíces, la presencia de esta planta está prácticamente asegurada para el nivel de nuestro consumo.
Esto no siempre es así los cardos corren serio peligro si la presencia de ratones es abundante, pues disfrutan de roer sus raíces y a lo largo del invierno pueden terminar con la mayor parte de ellos. No es ese el caso en estos momentos, pues la gata los tiene bastante controlados.
Las plantas de cardos que quedan sin consumir al final de la primavera es frecuente que desarrollen flores abundantes que son muy visitadas por abejas y abejorros durante su floración. Tras la polinización el proceso de formación de las semillas tiene lugar a lo largo del verano y es al final del mismo, sobre todo cuando el tiempo está seco que por efecto del calor la zona de retención de la simiente se abra un poco y el mecanismo plumoso que soporta la semilla quede expuesto a la brisa que de forma sucesiva va a ir arrastrando estas semillas paracaidistas.
Cuando en días pasados comenzó el baile aéreo de estas semillas fue el momento en que corte las flores secas y fui extrayendo sus semillas. Para hacer esto se pueden ir desgranando las diferentes parte, pero resulta más rápido y eficaz golpear las flores contra el suelo de cemento y ir dejando caer las semillas. Más tarde estas semillas se recogerán y para quitar todos los restos las terminaremos de limpiar, aventándolas.©