Cómo todos los años ya está bien desarrollado el cereal por estas fechas. Este año han sido espelta y centeno. He puesto un trocito de cada para recoger semilla, y otro trozo de centeno, para en primavera darle la vuelta y usarlo como abono verde. Ambos son de la familia de las Gramíneas o Poáceas, y para ambos las heladas son importantes en su desarrollo.
Lo primero de todo es sembrar el cereal de modo que cuando llegue la helada esté crecido pero no demasiado desarrollado, de otro modo el hielo podría dañar la planta. En mi caso fue en el mes de noviembre al mismo tiempo que las habas, cuando los puse en tierra. Desde entonces ha estado creciendo todo el tiempo, pues en general las temperaturas este año no han sido demasiado bajas.
Las heladas tienen un papel importante pues son las responsables de que las plantas realicen una doble tarea:
Por un lado, desarrollar raíces profundas, lo que facilita que la planta se afiance bien al terreno y se pueda nutrir en profundidad y resistir mejor la deshidratación que el hielo genera en superficie.
Por otro, al ahondar las raíces con la helada se potencia el desarrollo del ahijamiento. Consiste este en el crecimiento a partir del primer tallo que sale de la semilla de, brotes y raíces que arrancan desde el primer nudo, cada uno de los cuales tiene a su vez otro primer nudo, que ahija también, con ello se hace una red tupida de tallos con su propio sistema radicular que forman la macolla.
Un número significativo de los cereales son capaces de ahijar, pero con resultados diferentes. El centeno tiene mejor capacidad de ahijamiento que la espelta, como claramente se percibe en las imágenes. Pero para ello también influyen los nutrientes recibidos por la planta.
El haber aportado humus como abono, con buenos niveles de nitrógeno, facilita el amacollamiento. Hay que tener presente que en el humus existen determinadas niveles de hormonas, y es el equilibrio hormonal con la presencia de Auxinas y Citoquininas, el factor clave del desarrollo de este ahijamiento.©