Para realizar mermelada de tomate amarillo vamos a aprovechar este momento que es cuando tenemos abundantes tomates amarillos y ya no damos abasto para comerlos todos en ensalada. Vamos a probar con elllos por que tiene un toque muy agradable y afrutado, con cierto aire de mango, a ver que tal salen.
Los ingredientes que lleva son:
- Tomates pelados y sin pepitas que hemos quitado para recoger las semillas y porque así queda mejor la mermelada.
- Azúcarde modo que a 1 kilo de pulpa de tomate le ponemos medio kilo de azúcar: Azúcar moreno (la mitad de la que lleva la mermelada) y azúcar blanca (de la normal, la otra mitad)
- el zumo de 1 limón por kilo de pulpa.
Pelamos con un cuchillo y sin empleo de agua hirviendo y quitamos las semillas y el líquido a los tomates (al pelar en seco podemos recoger las semillas para sembrar) quedándonos solo con la pulpa, esta la troceamos en trocitos pequeños para que quede con algo de consistencia.
Pesamos la cantidad del tomate y si tenemos medio kilo de tomates pelados añadimos 250 gramos de azúcar (la mitad de su peso). A más o menos cantidad de tomate cambiamos la cantidad de azúcar que será la mitad del peso del tomate. El empleo de azúcar moreno en la composición enriquece el sabor final de la mermelada.
Se mezcla el tomate con el azúcar y deja macerando unos 30 minutos de forma que el azúcar se disuelve con el agua que suelta el tomate.
Se coloca al fuego y se le añade el zumo de limón, este resulta importante de incorporarlo a la mermelada, pues el ácido del limón da más sabor, ayuda a conservar la mermelada por la acidez que aporta, el limón ayuda a que no cristalice el azúcar y aporta pectina que ayuda a cuajar la mermelada.
Se pone a fuego medio- alto hasta que hierve, momento en que se retira la espuma que va formando. Se mantienen en el fuego controlando que no hierva demasiado y salte.
A continuación se baja el fuego y se deja que la mermelada se vaya cuajando hasta que el azúcar de la misma llegue al punto adecuado, no hay un tiempo concreto pues depende del agua que suelten los tomates, del zumo que tenga el limón y de la temperatura del fuego. En todo momento hay que remover para evitar que se pegue en la base de la cazuela. Poco a poco con el calor el tomate cambia de color.
La mermelada debe alcanzar un punto en que esté untuosa, y densa, pero sin que quede muy seca, pues al enfriar todavía se secará más.
Ahora solo hay que esperar a que se enfríe un poco antes de envasar. Si está muy caliente podría romper los tarros donde fuésemos a colocarla por un contraste de las temperaturas entre esta y ellos. En todo este proceso hay que extremar las medidas de higiene, pues al realizar conservas es siempre un riesgo que hay que tener en cuenta. Cómo no nos interesa una posible intoxicación alimentaria cuidaremos al máximo el control de todo el proceso.
Al enfriarse la mermelada se podría consumir directamente, conservándose en el frigorífico durante unas semanas, pero lo normal es que el volumen mayor se envase. Para ello el colocarlas en una cazuela cubiertos los tarros de agua durante 20 minutos ayuda al control de todo el proceso, esteriliza tarros y realiza el vacío que hará que la mermelada dure meses, siempre que se la almacene en un lugar fresco y seco y a oscuras. .©