Ahora que casi ha llegado el invierno y los árboles han perdido sus hojas es fácil de ver cómo van cicatrizando las heridas de la poda realizas en la primavera pasada. Estas en unos casos han cerrado bien y parecen mantenerse en esa dinámica. Otras en cambio no lo han hecho y el responsable de ello es el cómo hemos dejado el labio cicatricial en el momento de podar.
En las plantas leñosas la corteza tiene funciones variadas, por un lado recubre los troncos y ramas impidiendo la deshidratación, por otro protege del ataque de hongos y bacterias, evitando pudriciones que dañen la madera. Al podar herimos al árbol que genera mecanismos para evitar serios daños.
Los árboles en las ramas podadas realizan una doble acción. Por un lado aíslan la herida en un proceso de compartimentación, bloqueando el acceso de savia a esas zonas, taponando los vasos conductores afectados. El árbol irá creando barreras en los vasos radiales, anulares y verticales, dejando totalmente aislada cualquier la pudrición que pueda surgir e impedir que esta se extienda.
Por otro al bloquear la llegada de la savia, la madera que queda sufre un proceso de transformación físico-química y se ve modificada. Esta madera va a tener una consistencia distinta a la madera normal, es más dura y su composición química es diferente con más fenoles y un ph diferente. Este proceso dificulta más esa posible pudrición que pueda avanzar hacia el interior y afectar a la madera sana del vegetal.
El labio cicatricial es la forma que poseen los árboles para cerrar sus heridas. Los bordes de la herida en contacto con la corteza alojan cambium que poseen un gran poder regenerador del tejido. Es un un tejido que se encuentra entre la corteza y la madera del árbol, es una capa de células encargada del crecimiento en grosor del tronco y las ramas mediante división celular, creando nueva madera hacia el interior y corteza hacia el exterior. Cuando los árboles sufren cualquier tipo de herida, el método que tienen para cerrarla es cubrirla con una nueva corteza de tejido vivo.
Para adquirir un desarrollo adecuado de tejidos que cierren progresivamente la herida, con un adecuado labio cicatricial, es muy importante no dejar un tocón ni demasiado corto, ni demasiado largo y redondear los laterales del corte, con ello la savia tiene un mejor acceso a todos los tejidos y de forma progresiva se desarrolla tejido vegetal que avanza desde los laterales, cubriendo la herida. Es un proceso que, dependiendo del tamaño de la herida, puede tardar años en completarse en las de gran tamaño, pero si está bien hecho termina por conseguirse. © Ver la fase de poda anterior